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Steenkamp 7
D-26316 Varel
Visión
de conjunto de las ideas fundamentales, de su procedencia histórica y estado
actual de desarrollo, así como de organizaciones y literatura sobre el tema
Por
Werner Onken
En 1891
el comerciante germano-argentino Silvio Gesell (*1862 en ST Vith, Eupen/Malmedy,
+1930 en el asentamiento cooperativo agrorreformista Eden-Oranienburg) publicó
en Buenos Aires su primer folleto "Die Reformation im
Münzwesen als Brücke zum sozialen Staat”. Con él sentó la primera piedra de una obra
muy amplia en busca de las causas de la cuestión social y de sus posibles
soluciones. La experiencia práctica de una crisis económica en la Argentina de
entonces lo llevó a una visión que contradice al marxismo aseverando que la
explotación del trabajo humano no se debe a la propiedad privada de los bienes
de producción, sino a fallas estructurales del sistema monetario. Al igual que
el viejo filósofo Aristóteles, Gesell reconoció el contradictorio doble papel
del dinero como medio de trueque en el mercado y como medio al mismo tiempo de
dominación del mercado.
La pregunta inicial de Gesell fue ¿cómo
suprimir la propiedad del dinero como desenfrenado medio de poder sin eliminar
su neutral mediación en el trueque? Este poder del dinero sobre los mercados lo
condujo a dos causas. Primera: el dinero tradicional como instrumento de la demanda
es acumulable, a diferencia del trabajo humano o los bienes y servicios de la
oferta. Por razones especulativas al dinero se lo puede retirar temporalmente
del mercado sin daños de consideración para su poseedor. Segunda: el dinero
presenta la ventaja de que es mucho más fluido y versátil que las mercancías y
los servicios. Cual comodín de naipe se lo puede utilizar en cualquier lugar.
Estas dos propiedades conceden al dinero, particularmente al propietario de
grandes sumas, un privilegio especial, el de poder interrumpir el flujo de
venta y compra, de inversión y ahorro, y exigir a productores y consumidores un
premio especial, en forma de intereses, si lo pone a su disposición renunciando
a esconderlo por ambiciones especulativas.
El poder estructural del dinero le viene no
solo por acumulación real, sino que basta la sola posibilidad de interrumpir el
ciclo económico para supeditar el metabolismo de la economía en el organismo
social al condicionamiento de que ante todo al dinero se lo ha de servir con un
interés. Así la rentabilidad recibe la primacía sobre productividad económica,
la producción se orienta más en los intereses del dinero que en las necesidades
de los consumidores. Permanentes tasas positivas de interés desequilibran la
para una autorregulación descentralizada del mercado tan importante balanza de
pérdidas y ganancias. Causan, según Gesell, enfermedad al organismo social, con
sintomatología bien complicada: el dinero generador de intereses ‑y por lo mismo ya no más neutral‑ origina una repartición de los ingresos injusta
y contraventora del rendimiento, repartición que a su vez produce acumulación de capital en dinero y
en especie, con el consiguiente monopolio sobre la economía. Puesto que los
propietarios del dineros son amos y señores del flujo y parálisis del dinero,
éste no puede circular espontáneamente en el organismo social como la sangre en
el cuerpo. Por eso mismo no es posible socialmente controlar ni dosificar el
flujo monetario, y los altibajos inflacionarios y deflacionarios del nivel de
precios devienen inevitables. Cuando en medio de tales sacudidas de la
coyuntura económica son retiradas del mercado grandes sumas de dinero a causa
de una temporal caída de las ratas de interés a la espera de más jugosas
rentabilidades, sobrevienen parálisis de mercado y desempleo.
Como medio de quitar ese poder al dinero
Gesell no pensó en volver a la prohibición canónica del interés que establecía
la escolástica medieval ni en suprimir los llamados „usureros judíos“. Antes
bien, propuso una modificación institucional del dinero de forma que retener
dinero costara y quedasen neutralizadas las prerrogativas de la liquidez y el
acaparamiento. Tan pronto se grave al dinero atesorado con un impuesto ‑comparable al que deben pagar los
vagones inmóviles‑ perderá predominio sobre el mercado y pasará a
efectuar solamente las funciones con que debe servir como medio de trueque.
Mientras su circulación no sea entorpecida por maniobras especulativas será
posible regular de tal manera su flujo frente a la cantidad de bienes que el
poder adquisitivo se conserve mucho tiempo tan estable como los pesos y medidas.
En sus primeros escritos Gesell hablaba
expresamente de “billetes herrumbrados” como forma de “reforma orgánica del
dinero”. Por ella el dinero, hasta
entonces cuerpo muerto y extraño tanto en el organismo social como en la
naturaleza, sería integrado al eterno surgir y desaparecer de todo ser
viviente; se tornaría perecedero y perdería la propiedad de multiplicarse hasta
el infinito en fuerza de intereses y de intereses sobre intereses. Semejante reforma sería una especie de
terapia reguladora integral que disuelve las parálisis monetarias, ayuda al
organismo social enfermo a autorrecuperarse progresivamente de las variadas crisis
estructurales y coyunturales de tal modo que logre estabilizar su equilibrio y
ajustarse armónicamente en el orden natural.
En su obra principal “Orden económico natural
de tierra libre y dinero libre” aparecida en 1916 en Berlín y Berna, Gesell
expuso ampliamente cómo mediante la circulación libre y sostenida del dinero se
equilibran demanda y oferta de capital, de tal modo que la tasa de interés
podía bajar por debajo del límite inferior realmente vigente de tres por
ciento. El tributo que la fuerza laboral del hombre debía pagar al poder del
dinero desaparece no quedando en el interés más que la parte del premio al
riesgo y a la intermediación bancaria. Las variaciones en torno al interés de
equilibrio garantizan la regulación descentralizada de los ahorros puestos en
inversiones que responden a necesidades, y se neutralizan mutuamente. El “dinero
libre” esto es “descargado de intereses tributo” se comporta neutralmente, sin
“tomar partido”, frente a la distribución y no ejerce influjo ninguno sobre
tipo y amplitud de la producción que puedan ir en contra de los intereses de
quienes ofrecen ni de quienes demandan. La percepción de todo el fruto de su
trabajo habrá de permitir, conforme a las esperanzas de Gesell, a vastas capas de la población abandonar
trabajos dependientes de salarios y remuneraciones y establecerse
independientemente en empresas privadas y cooperativas.
A finales de siglo 19, comienzos del 20
Gesell amplió su idea de la reforma pecuniaria con la aspiración de reforma al
derecho sobre el suelo. A ello fue estimulado por la lectura de obras del
reformador agrario norteamericano Henry George (1839-1897), cuyas ideas fueron
difundidas en Alemania por Michael Flürschein (1844-1912) y Adolf Damaschke
(1865-1935). Al contrario de la aspiración de Damaschke, de gravar solamente el
incremento de valor de la tierra en beneficio del bien común conservando el
actual régimen de propiedad privada, Gesell acoge la propuesta de Flürschein,
de quitar la tierra mediante indemnización a sus hasta ahora propietarios
privados y pasarla a manos del estado que la daría en alquiler al mejor postor
para uso privado. Mientras el suelo sea mercancía privada y objeto de
especulación económica queda rota toda relación orgánica del hombre con la tierra.
Contrariamente a ideologías de razas a Gesell no importaban relaciones de
sangre y suelo. Cosmopolita del mundo, consideraba toda la tierra como órgano
de todo hombre. Todos los hombres debían poder recorrerla sin ser estorbados y
asentarse donde quisieran
independientemente de origen, religión o color de piel.
En un principio Gesell, como otros
reformadores agrarios, pensaba que con el alquiler de la tierra el estado
alcanzaría a financiar sus gastos sin recurrir a otros impuestos (Simgle –
Tax). Pero la cuestión de a quién
habían de corresponder esos ingresos en virtud del principio de a quien los
causara, lo condujo a reflexionar que el monto de los tales dependía de la
densidad de población y, en definitiva, de la voluntad de las mujeres de traer
hijos al mundo y educarlos. Por eso decidió que lo recaudado por alquiler de la
tierra fuera pagado mensualmente como una retribución por su esfuerzo educador
a las madres, de conformidad con el número de hijos menores de edad. Esto
incluía las madres de hijos naturales y aun las extranjeras en Alemania. Toda
madre debía ser liberada de la dependencia económica de los trabajadores
padres. En esta forma las relaciones entre los sexos debían quedar sobre la
base de un amor libre de influencias de poder. En su conferencia “El ascenso de
occidente” Gesell manifestó su
esperanza de que la humanidad enfermada corporal, anímica y espiritualmente por
el capitalismo habría de irse recuperando paulatinamente en un orden natural de
competencia libre de privilegios y
monopolios, y producir una nueva floración de cultura.
La
teoría del dinero y la tierra libres fue una reacción tanto al laissez faire del liberalismo clásico
como a las ideas planificadoras del marxismo. No es ninguna tercera vía entre
capitalismo y comunismo como habrían de imaginar más tarde teorías de
convergencia o las llamadas ‘mixed economies’, es decir, economías de mercado
capitalistas manejadas en forma global por el estado. Se trató de una
alternativa por encima de los sistemas económicos hasta entonces realizados.
Como ordenamiento compete caracterizarla como una ‘economía sin capitalismo’.
Por sí mismo desarrolló Gesell el pensamiento del reformador social francés
Pierre Joseph Proudhom (1809-1865), quien ya a mediados del siglo diecinueve
había culpado a la apropiación privada del suelo y al poder que el dinero
extrae del interés, de que tras el fin del feudalismo no hubiese surgido una
sociedad libre de dominaciones. Proudhom juzgó robo la renta de la tierra y
cáncer (por su maligno crecimiento desenfrenado) los intereses del dinero.
Estos explotadores medios de ingresos dieron lugar al surgimiento de la gran
burguesía como nueva clase dominante que convirtió tanto al estado como a la
iglesia en instrumentos de dominación sobre la pequeña burguesía y sobre la
clase trabajadora. Las ideas de Gesell están asociadas con el igualmente
inspirado en Proudhom socialismo libertario del filósofo de la cultura Gustav
Landauer (1870-1919), que a su vez influyó fuertemente sobre Martin Buber
(1878-1965). Paralelos de ideas pueden reconocerse también con el liberalismo
social del médico y sociólogo Franz Oppenheimer (1861-1943) y con la terna
social del fundador de la antroposofía, Rudolf Steiner (1861-1925).
Georg
Blumenthal (1879-1929), primer colaborador de Gesell, reunió las ideas de
reforma del dinero y el derecho sobre la tierra con las del “orden natural” de
la sociedad, aquellas con que François Quesnay (1694-1774) y otros fisiócratas
de la ilustración se enfrentaron al absolutismo feudal. En 1909 fundó la Unión
Fisiocrática como primera organización de los seguidores de Gesell, que en
Berlín y Hamburgo provenían de las filas de los anarquistas individualistas y
del sindicalismo. Cuando durante la primera guerra mundial la revista “Der
Physiokrat” fue víctima de la censura, Gesell se trasladó a Suiza, donde
encontró seguidores en los círculos de los reformadores suizos del suelo, la
pedagogía y la vida. Allí constituyeron la unión suiza de dinero y tierra
libres. En sus dos conferencias “¿Oro y
paz?” y “Suelo libre, la exigencia broncínea de la paz” Gesell destacó la
importancia de sus propuestas de reforma como camino hacia la justicia social y
la paz de los pueblos.
Entre las dos guerras
Luego
de la primera guerra mundial y de la revolución alemana de noviembre, Gesell en
unión con Landauer actuó como comisionado popular de asuntos financieros en el
gobierno bávaro de soviets. Tras la caída fue acusado de traición a la patria,
pero absuelto luego. Inmediatamente pasó a cercanías de Berlín, desde donde
observó y comentó en numerosos artículos y folletos el desenvolvimiento de la
República de Weimar. Mediante cesión escalonada hasta un 75% de la fortuna,
Gesell quiso hacer participar a terratenientes y poseedores del gran capital en
la liquidación de las consecuencias de la guerra, e iniciar en Alemania mediante
sus reformas agraria y del dinero una formación interna de capital que permitiera
a la nación satisfacer las exigencias de reparación de las potencias
vencedoras. Incansablemente protestó por que en lugar de eso los rápidamente
cambiantes gobiernos explotaban cada vez más por medio de una gran inflación
las capas medias y bajas de la población en provecho de los adinerados,
dilataban el pago de las reparaciones, hacían depender a Alemania del flujo de
capitales extranjeros y sustituían la solidez del marco (Rentenmark) por una
moneda en oro preñada de crisis.
Oportunamente
se distanció Gesell de ideologías racistas o antisemíticas. Aunque fuertemente
influido por la evolución darwinista, rechazó las ideas del socialismo
darwinista. Oponiéndose al creciente nacionalismo abogó por el entendimiento
con los vecinos orientales y occidentales de Alemania. La política
expansionista de los estados nacionalistas debía ser substituida por una
federación europea libre de dominaciones. Además desarrolló Gesell ideas para
un orden monetario internacional poscapitalista. Propendió por un mercado mundial
libre, sin monopolios capitalistas ni fronteras, sin proteccionismos económicos
ni conquistas coloniales. Al revés de las instituciones que habrían de formase
luego, Banco Mundial, Fondo Monetario Internacional, que manteniendo injustas
estructuras vigentes representan los intereses de los poderosos, y al contrario
de la integración monetaria europea en curso, Gesell planteó una
“Internationale Valuta-Assoziation” que habría de emitir una moneda mundial
neutral por encima de toda moneda nacional, que establecería la balanza del
libre intercambio comercial en el mundo.
La
gran inflación de los primeros años de posguerra favoreció el rápido incremento
de seguidores de Gesell a unas 15.000 personas. En 1924, sin embargo, se
dividieron en la asociación de libreeconomistas moderados y en la de
fisiócratas anarquistas individualistas, combativos y radicales. A esta
división contribuyó la ruda controversia que se inflamó en las ideas de largo
alcance de Gesell sobre el “desmonte del estado”. Luchas internas debilitaron el movimiento. Puesto que éste no
logró convertirse en un movimiento de masas, durante la República de Weimar
intentó innumerables aproximaciones a la social democracia, a los sindicatos, y
a los entonces movimientos femeninos, juveniles y de paz. Durante la gran
crisis económica mundial el movimiento de la Libre Economía envió memoriales a
todos los partidos presentes en el parlamento alemán previniendo contra las
devastadoras consecuencias de la política deflacionaria que se practicaba y
presentó propuestas para superar la crisis. Ningún eco hallaron sus esfuerzos.
Cuando empero la asociación de fisiócratas comenzó a causar admiración pública
con sus experimentos prácticos con dinero libre, en 1931 el ministerio de
finanzas, basándose en medidas de emergencias del gobierno Brüning, se
apresuró a prohibirlos. Tampoco tuvo éxito en las elecciones de 1932 el partido
de la Libre Economía. Luego de la toma del poder por los nazis, muchos
partidarios de Gesell hicieron a un lado sus opiniones sobre el verdadero
carácter de la ideología nazi y se entregaron a la engañosa esperanza de que
Hitler y Gottfried Feder podrían tal vez terminar tratando seriamente de
“quebrar la esclavitud de los intereses”. Por eso trataron desde el interior de
influir con sus ideas económicas sobre altos funcionarios del partido. Pese a
su inquietante y arriesgado acomodamiento táctico al régimen, las organizaciones
y medios de publicación de la Libre Economía fueron prohibidos en la primavera
de 1934 o se desintegraron por sí mismas.
Para
haber caído en la falsa apreciación inicial sobre el régimen que habría de ser
totalitario, debieron influir no solo el rechazo doloroso sufrido ante los partidos
de la República de Weimar, sino ante todo la falta de claridad sobre la forma
apropiada de efectuar las reformas. En Austria hasta 1938 y en Suiza siguieron
subsistiendo no obstante asociaciones de Libre Economía. De las obras de Gesell
aparecieron traducciones en inglés, francés y español. Folletos introductorios
se publicaron además en holandés, portugués, checo, rumano, serbocroata y
esperanto. Grupos pequeños se integraron en Inglaterra, Francia, Holanda,
Bélgica, Checoslovaquia, Rumania y Yugoslavia. Tales formaciones fueron
promovidas por emigrantes alemanes en América del Sur y del Norte, en Australia
y Nueva Zelanda.
Después de 1945: Reinicio, olvido, y renacimiento desde los
años setenta
Tan
pronto terminó la guerra, en todas las zonas de ocupación de alemania se
iniciaron nuevas organizaciones del movimiento Libre Economía. En la zona
soviética fueron disueltas en 1948; allá lo gobernantes consideraban a Gesell o
bien como un ‘apologista de la burguesía monopólica’ o bien como a Proudhom,
contrario de Marx, como a un ‘socialista pequeño burgués’, cuyos propósitos
eran irreconciliables con el ‘socialismo científico’. En Alemania occidental
los simpatizantes de Gesell prefirieron, a resultas de su experiencia en la
República de Weimar, luchar con partido político propio. Fundaron un partido
liberal socialista radical, que en las elecciones de 1949 para parlamento
federal apenas alcanzó el 1% de los votos. Cambió entonces a Unión Socioliberal
obteniendo en sucesivas elecciones votaciones mínimas. En pie quedó todavía la
sede Silvio Gesell entre Wuppertal y Neviges.
Entre
los años cincuenta y sesenta el milagro alemán acabó con cualquier interés
público por alternativas a sistemas económicos y políticos, bien a pesar de que
reputados maestros de la economía política como Irving Fisher y John Maynard
Keynes reconocían la importancia de Gesell. Mas desde finales de los años
setenta, el desempleo masivo, la destrucción del medio ambiente y la crisis de
la deuda internacional provocaron el resurgimiento del interés en el modelo
económico alternativo casi totalmente olvidado de Gesell. Lo que también hizo
posible un cambio generacional entre sus seguidores.
En
el Archivo Suizo de Economía, de Basilea, está la bilioteca suiza de la Libre
Economía. En Alemania, la Fundación para la Libertad Personal y la Seguridad
Social comenzó en 1983 la biblioteca de la Libre Economía. Base de
investigación científica sobre las teorías de Silvio Gesell es la edición
completa de sus obras desde 1988 y configurada en 18 volúmenes. Sobre la misma
se basa la serie de publicaciones “Estudios sobre el orden económico natural”,
que se inició con una visión de conjunto de la historia algo más que centenaria
del movimiento Orden Económico Natural (NWO) y una selección de las obras
de Karl Walker, discípulo el más importante de Gesell. La fundación auspicia
publicaciones relativas a la reforma del suelo y el orden monetario y en
colaboración con la Sociedad de Ciencias Sociales edita la revista sobre
economía social Zeitschrift für Sozialökonomie. Por lo demás, en 1988 y
1995 concedió el premio Karl-Walker-Preis por trabajos científicos sobre
emancipación de mercados financieros de la economía vigente y sobre formas de
superar el desempleo. El Seminario para el Orden Libre publica la serie
“Cuestiones de libertad”. Paralelamente existe la Iniciativa por el Orden
Económico Natural que con asociaciones amigas en Suiza y Austria se esfuerza
por popularizar las ideas de Gesell. Una unión de cristianos por un orden
económico justo reúne los estímulos de pensamiento que suministran los
esfuerzos de reforma del suelo y el dinero con la crítica judeo-cristiana y
musulmana a la especulación con el suelo y el cobro de intereses. Margrit
Kennedy, Helmut Creutz y otros autores se esfuerzan en actualizar el
pensamiento de Gesell. Atienden, entre otras cuestiones, a la correlación entre
crecimiento exponencial de las deudas y de las fortunas monetarias con la
destrucción del medio ambiente por el crecimiento económico de la economía vigente,
atienden igualmente a superar la camisa de fuerza del crecimiento, y a conectar
las reformas de suelo y dinero con un sistema ecológico de impuestos. Visión
global del estado actual del pensamiento teórico al respecto da el libro Gerechtes
Geld – Gerechte Welt (dinero justo – mundo justo). Contiene las
colaboraciones al congreso “Cien años de pensamiento acerca del orden económico
natural – Salida a la camisa de fuerza del crecimiento y a la catástrofe por
endeudamiento” celebrado en Constanza en 1991.
El
hundimiento del socialismo en Europa central y oriental aportó un triunfo
pasajero al capitalismo en la lucha mundial de los sistemas. Pero mientras
continúe la oposición entre pobres y ricos, y la conseuencia sean las crisis y
las guerras, mientras el medio ambiente sea destruido por el crecimeinto
económico exponencial y mientras el sur sea explotado sin contemplaciones por
el norte industrializado será ineludible buscar alternativas al sistema
económico tradicional actual. Ahí puede haber una perspectiva para el modelo de
tierra libre y dinero libre de Silvio Gesell.
Para
más literatura y otras organizaciones consulte las demás páginas WWW de esta presentación.
Este texto fue puesto en la red por: W. Roehrig. Solicítase expresamente su divulgación.
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