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Bernd Senf: Der Nebel um das Geld; Gauke 1996; S. 120 ff


7.5.7 Alternativas posibles al sistema de intereses

Prohibición cristiana e islámica de cobrar intereses

Ante la multiplicidad de problemas originados por el sistema de intereses la cuestión se impone de si no habrá alternativas o de si habrá que acabarlos simplemente. Es que incluso grandes fundadores de religión como Jesucristo y Mahoma prohibieron los intereses y consideraron moralmente repudiable tomarlos. Puesto que durante mucho tiempo estuvo prohibido a los cristianos cobrar intereses y a los judíos el acceso a la mayor parte de las profesiones y los oficios, los judíos se dedicaron a negociar con el dinero y terminaron siendo identificados con esto.

El abuso fascista de la crítica a los intereses

El fascismo se aprovechó ideológicamente de esta asociación de judíos y dinero para instigar al pueblo contra ellos. Una de sus más eficaces consignas de masas fue “quebrar la esclavitud de los intereses”. Pero al fascismo no interesaba realmente superar el sistema de intereses (en lo que no modificó absolutamente nada), sino expropiar y acabar con los judíos. El nacional socialismo se las arregló estupendamente bien con el gran capital y viceversa.

 

El esfuerzo por superar el sistema de intereses tal como lo formuló Gesell a comienzos de siglo y luego con mayor insistencia después de la primera guerra mundial iba en una dirección totalmente diferente y es absolutamente desacertado tratar de verlos (como a ratos se hace) 32 en proximidad de la ideología fascista.

Sola prohibición  no basta

Mientras las iglesias cristianas han mantenido muchos mandamientos y prohibiciones aun cuando repetidamente se los desconozca, hace mucho tiempo abandonaron la prohibición del interés. La sola prohibición no bastaba para impedir los abusos ya que frecuentemente se la contravenía. También pudieron ser tan grandes los intereses de las iglesias en acrecentar sus propias fortunas que decidieron abrogar la prohibición de cobrar intereses. Una vez que de los hombres se ha apoderado el interés por la simple multiplicación del dinero y este afán puede más que las normas legales o morales, no hay ya prohibición que valga. La interdicción al interés sólo ocasiona parálisis del flujo monetario y consiguientes crisis en la economía.

Creación de un dinero de circulación garantizada

Preguntémonos más bien por alternativas al sistema de intereses. Si el interés tiene su razón de ser lógica e histórica en la contradictoria función del dinero, la modificación debe empezar allí, quitándole el piso, por así decirlo, en el que el interés prospera; secándole sus fuentes. Mas ¿cómo ha de ser el sistema en el que el dinero sea sustraído a su contradicción de funciones y dejado exclusivamente a la de medio general de trueque, a la de medio circulante? La primera condición sería encontrar en lugar del bajo tantos aspectos problemático interés, otra garantía de circulación del dinero, que asegurase su flujo permanente y, con él, el de los bienes. Habría que desmontar la supremacía del dinero sobre las mercancías (y por tanto la de los poseedores de dinero sobre los poseedores de bienes).

 

Cuando esa superioridad está fundada en que el dinero no se descompone y se lo puede acumular sin gastos de almacenamiento, la garantía de circulación debiera insertarse en esa diferencia. Deben hacerse pesar sobre el dinero almacenado los mismos costos que el bodegaje y la retención de mercancía. Habrá de hacerse al dinero tan perecedero, por así decirlo, como los bienes, pero ¡no por inflación!

Inflación,  medio impropio para asegurar circulación

Si bien es cierto que mediante inflación el dinero pierde valor, tal pérdida afecta no solamente al de aquellos que lo han tornado inútil reteniéndolo, sino a toda la economía y, particularmente en todo caso, a quienes tienen ingresos fijos. También la función del dinero como medio de trueque viene a ser socavada por la inflación. Inflación es un recurso totalmente inapropiado para devolver a circulación el dinero que ha sido retenido ya que deteriora al dinero así circule como esté atesorado. Ade­más eleva los intereses puesto que mediante alza de éstos procuran compensar la inflación los que lo poseen. Alza de intereses empeora, por otra parte, los problemas existentes ya de suyo en el interés.

Gravamen pro circulación sobre el dinero retenido

Habría pues que, para asegurar el flujo del dinero, encontrar una forma que afecte y grave al dinero retenido y sólo a él, forzándolo a irrigar la economía (sea aumentando la demanda de consumo, sea inyectándolo al mercado de capitales en forma que sirva para créditos). Llamemos ese gravamen “derecho de garantía de circulación del dinero y contra su retensión”. Los recaudos por tal derecho deben ser para el bien común cuidando de que su sentido no es alcanzar mayores ingresos, sino actuar contra la acumulación inactiva del dinero.

 

La teoría de la “libre economía” creada por Gesell se promete de este derecho el efecto de que el dinero deje de ser retenido aun cuando los intereses rebasen el límite inferior habitual. Para evitarse el gravamen el dinero volvería al circuito de la economía incluso al presentarse una baja sensible de intereses, con lo que se evitarían los traumatismos que en estos casos suelen darse en la economía. Pudiendo continuar la producción y las inversiones sin interrupciones ni caídas, continuaría aumentando el capital real, en forma de fábricas y bienes de arrendamiento, por ejemplo.

Flujo asegurado, crecimiento real de capital y baja de intereses

La consiguiente oferta creciente de mercancías y bienes inmuebles habría de ejercer presión sobre los precios y los arrendamientos; y en la misma forma se solicitarán nuevos créditos si son baratos. En razón del gravamen sobre el dinero quieto, quienes lo posean ya no querrán retenerlo y habrán de aceptar por fuerza o de grado que los intereses bajen. En consecuencia, la rata de intereses de las inversiones tenderá a cero con el transcurso del tiempo.

 

Mientras el derecho a seguridad de circulación del dinero garantiza su flujo y la permanencia ininterrumpida del circuito económico, y mientras con la consiguiente progresiva disminución de los intereses desaparecen sus consecuencias problemáticas y la economía puede enrutarse hacia una autorregulación ampliamente libre de perturbaciones, no habrá necesidad de prohibiciones de intereses, los que comenzarían a bajar por las simples reglas de la oferta y la demanda arrastrando en su debilitamiento las crisis que suelen provocar.

 

Una vez hecha claridad sobre los principios que han de garantizar la fluidez monetaria, el siguiente paso es probar las posibilidades técnicas y encontrar las formas prácticas y eficaces de aplicarlos. Sobre detalles no quiero detenerme en este lugar bastándonos con lo indicado. De todos modos se puede partir del principio general de que donde haya voluntad política seria no van a faltar las formas técnicas apropiadas de llevarla cabo.

El experimento con  ‘dinero libre’  en Wörgl

La correspondiente voluntad política se tuvo en el pequeño poblado austriaco de Wörgl a orillas del Inn a comienzos de los años treinta, cuando, en un ámbito regional limitado, se introdujo oficialmente un nuevo dinero, de garantizada circulación. Pie a ello dio la gran crisis económica mundial y sus devastadoras consecuencias de desempleo. Crisis que en Alemania y Austria había llevado a los bancos a practicar políticas deflacionarias, esto es,  hacer escasear el dinero a fin ajustarse a la progresiva disminución de las reservas en oro. (A entregar masivamente el oro se había llegado a causa de la crisis de los bancos en Estados Unidos y la anulación de los créditos america­nos a Alemania y Austria). Al escasear el dinero su flujo comenzó a detenerse y a crecer el número de las empresas que quebraban. La errada política deflacionaria de los bancos centrales y de los gobiernos de entonces ahogó la economía y precipitó una crisis profunda.

 

En tal situación, la comunidad de Wörgl determinó en 1932 introducir dinero alternativo de garantizada circulación para de ese modo reactivar en la región el flujo de dinero y bienes o mercancías.

Con ese dinero  ‑ampliamente libre de intereses, por lo que se lo denominó libre‑  se pagaba a todos los funcionarios de la administración. Numerosas empresas de la zona participaron en el experimento y muchos comercios locales lo aceptaban como forma de pago. En poco tiempo había tal grado de aceptación de este dinero que se convirtió en el medio común de pago.

 

Progresivamente la moneda oficial austriaca fue sustituida en la región por “dinero libre”. Por el dispensado dinero libre se recogió y guardó una cantidad correspondiente de chelines austriacos. En pocos meses las consecuencias del experimento fueron sorprendentes: mientras por todas partes el desempleo crecía dramáticamente, al cabo de un año en Wörgl se había reducido en un 25%. La economía, paralizada hasta entonces, volvió a florecer mientras la miseria social se reducía sensiblemente. Las gentes volvían a tener justificada esperanza en que la economía prosperara.

 

Para garantizar la circulación del dinero se procedió de la siguiente manera: cada billete presentaba doce campos, uno para cada mes del año. Al cabo de un mes el billete recibía su valor de 100 y  era aceptado solamente si portaba en el campo correspondiente una estampilla por el 1% de su valor. Cuan­do alguien guardaba un billete doce meses, solamente podía ponerlo en circulación si los doce campos portaban su estampilla respectiva. Es decir que retener 100 chelines por doce meses salía costando 12 chelines, esto es 12%  (Fig. 64).

 

Mientras más rápido se ponía el dinero en circulación, más pronto se evitaba el costo. Mediante adecuado trabajo de información comunitaria se logró hacer comprensible el principio a la población, que en su inmensa mayoría se atuvo a las establecidas reglas de juego. Las estampillas se vendían en depen­dencias públicas y lo que se obtenía por tal venta iba a la caja comunal.

 

El bloqueo al dinero se desbarata

Consecuencia de semejante disposición era que el dinero que se recibía no se retenía mucho tiempo, sino que rápidamente era vuelto a circulación. Cabría suponer que la velocidad del dinero habría de generar inflación. Tal no es el caso: cada quien puede gastar solamente lo que ha ganado por otra parte, con trabajo o producción, es decir con creación de valor real. Frente al dinero que vuelve a circulación se hallan los correspondiente bienes o mercancías, que sólo esperan ser vendidos. Lo que se obtiene garantizando la circulación no es más que disolver los bloqueos del dinero, nunca un desbordamiento ilimitado de su flujo.

 

El flujo sin embargo puede desbordarse cuando el dinero –como es el caso en el sistema vigente‑ es atesorado en grandes cantidades durante largo tiempo, es decir cuando se represa más y más dinero, para soltarlo luego repentinamente por cualquier razón especulativa (con motivo de una especulación monetaria, por ejemplo). Entonces es como si se rompieran grandes diques; y cuando tal sucede las devastaciones son enormes. Si la represa no detiene el arroyo hasta formar un gran lago, sino que lo deja fluir naturalmente, no hay desbordamientos. Así es con el dinero. Represar el dinero por atesoramiento especulativo e inundar su mercado por su liberación repentina es lo que crea los problemas e inestabilidades que no hubiesen surgido del flujo ininterrumpido del dinero. 

 

Wörgl – Destrucción de una utopía concreta.

 

El experimento con ‘dinero libre’ en Wörgl terminó, por lo demás, no porque hubiese fracasado, sino al contrario, por ser  ¡demasiado exitoso!  La increíble reactivación de la economía en la región de Wörgl había despertado creciente interés por el modelo aun más allá de las fronteras de Austria.

De todo el mundo acudían gentes a familiarizarse con las razones del “milagro de Wörgl”. En la sola Austria hubo más de un centenar de municipios deseosos de introducir un sistema alternativo de dinero de circulación garantizada. Fue la razón por la que el banco central austriaco trató de frenar la situación, y argumentando poseer el monopolio en la provisión de dinero promoviera un proceso legal contra la comunidad de Wörgl, y obtuviera razón.

 

Así fue como quedó destruido por las fuerzas contrarias un esperanzador experimento, la utopía concreta de un sistema de dinero libre de intereses. Semejantes reveses en nada aminoran la importancia de mantener vivas, desarrollarlas y difundirlas visiones alternativas de un futuro positivo, como tampoco suprimen la importancia de recordar positivos modelos históricos caídos en olvido. Naturalmente que dentro del movimiento economía libre se conoce bastante bien el experimento con ‘dinero libre’ en Wörgl, mas fuera de aquel  es muy poco lo que se ha hablado de éste. La reelaboración de dicho modelo y de otros alternos al sistema de trueque y dinero podrían aportar considerable estímulo a los esfuerzos contemporáneos en este sentido. 33

 

¿Dinero electrónico con garantía de circulación?

 

Muy probablemente que para toda una economía nacional y en la época actual la disposición técnica que garantice el flujo del dinero debe configurarse en forma algo distinta a como se hizo en Wörgl. Si se tiene en cuenta que gran cantidad de los procesos de pago ya no se realiza en efectivo (sino por cheque, giro, tarjeta de crédito o eletrónica, etc.) y que esa proporción seguirá creciendo, habría que ir pensando en debitar en forma automática y electrónica el equivalente a la estampilla Wörgl por retención del dinero. En toda inserción de tarjeta crédito o medio electrónico de dinero plástico en el aparato automático correspondiente (de supermercado, restaurante, cajero, gasolinera, servicio de transporte, etc) habrá de poderse calcular y debitar una suma correspondiente a la retención temporal del dinero. En la actualidad ya los computadores de los bancos hacen lo propio diariamente sobre los intereses que se han de pagar por sobregiros. ¿Por qué no habría de poderse hacer lo mismo sobre dineros adormecidos en una cuenta bancaria? La diferencia habrá de ser que lo que se cobre no vaya a bolsillo de los bancos, sino a beneficio de la comunidad. Quien quisiera evitarse tal costo podría pasar su dinero de la cuenta corriente a la de ahorros, donde estaría libre del gravamen por inmovilidad, pero desde donde el dinero podrá fluir como crédito para otros, activos en la economía.

 

Por lo menos para los pagos no realizados en efectivo, sobre el  ‘dinero electrónico’ podría establecerse sin dificultad técnica alguna un gravamen de inmovilidad, siempre y cuando hubiese voluntad política de hacerlo. Para el dinero en efectivo restante cabría hallar métodos prácticos y técnicos efectivos aun cuando solo fuera para las grandes denominaciones  (ni en monedas ni en billetes de denominaciones menores se atesoran grandes cantidades de dinero; y las pequeñas cantidades de dinero retenido no producen perturbaciones mayores en la economía).

 

32  Gran desazón ha de caber no obstante respecto a algunas ideas de Gesell en cuanto relacionadas con un anhelo suyo por mejorar la calidad humana expresado en términos de mejoría de razas (bien que el contenido de su idea no cabe ser identificado con las teorías racistas del fascismo). De ningún modo, sin embargo, pueden ser utilizadas para rechazar sus ideas clarificadoras de la problemática que ocasiona el interés al dinero. A propósito de los esfuerzos de estos últimos tiempos por arrinconar a Silvio Gesell y la crítica al interés en la esquina fascista véase más en detalle el artículo de Werner Onken “Distancia crítica de Silvio Gesell respecto al extremismo de derecha en la República de Weimar” en la revista Zeitschrift für Sozialökonomie” Pg. 106f, septiembre de 1995.

 

33  Para más detalle véase Margrit Kennedy: Geld ohne Zinsen und Inflation. 2 parte.   Una muy buena iniciación en la problemática del sistema de intereses y dinero así como una alternativa al sistema de trueque y dinero ofrecen las ocho partes de la serie de la radio austriaca ORF Geld frißt Welt (el dinero se come al mundo) de Helmut Waldert (1995), que se puede obtener de la ORF, Argentinierstr. 30 A,  A-1041 Viena.

 


Este texto fue puesto en la red por: W. Roehrig.   Solicítase expresamente su divulgación.
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Bernd Senf: Der Nebel um das Geld; Gauke, 1996, S. 126 ff.


 

 

7.6 Crítica a la teoría de la economía libre; cuestiones pendientes

La introducción de un nuevo orden económico con garantía de circulación del dinero planteará desde luego un sinnúmero de interrogantes, sobre los que muy frecuentemente pasa de largo la teoría de la economía libre o el movimiento basado en ella.

Subestima de las resistencias esperadas

Distintamente al libro de Margrit Kennedy (Geld ohne Zinsen und Inflation), se habla por ejemplo de “un medio de trueque que sirve a cada uno”. Semejantes expresiones provocan naturalmente falsas ilusiones. Pareciera como si todas las partes de la sociedad habrían de optar por ese nuevo orden con haberlo comprendido y haberse familiarizado con él. Mas no hay forma de evitar que aquel diez por ciento que hoy se beneficia en mayor o menor proporción del sistema de intereses, haya de renunciar, en un sistema de dinero libre de ellos, a que su fortuna siga creciendo a base de intereses.

 

Por supuesto se puede adoptar el punto de vista de que esas capas de población ya tienen más que suficiente. Pero los menos de entre ellos van a estar en disposición de renunciar sin lucha a sus privilegios. Más bien van a movilizar todos los medios de poder a su alcance (incluidos medios de comunicación e influencias políticas) para tratar de impedir se les modifique el sistema. Por lo demás se ha de contar no solamente con la encarnizada resistencia del beneficiado diez por ciento, sino con el de todos aquellos que se identifican con los valores del sistema aun cuando en toda objetividad se hallen del lado de los perdedores en el sistema de intereses. Semejantes identificaciones se encuentran a veces tan arraigadas que en ellas rebotan hasta los mejores argumentos.

 Peligro de la huida de capital

Suponiendo que alguna vez por medios democráticos la mayoría decida introducir en la economía nacional un sistema alternativo de dinero ¿se ha pensado en los problemas que se producirán cuando el capital empiece a salir precipitadamente para el extranjero a refugiarse en otras monedas (fuga de capitales)?  ¿No habría de originar esto una caída dramática del valor de la moneda, provocando una crisis que tumbara el gobierno?

Escapes a otras posibilidades de multiplicar el dinero

Si la situación del dinero en el mercado de capitales produce cada vez menos intereses, ¿no habría de buscar el dinero otras posibilidades de multiplicarse, acudir a las más diversas especulaciones? (Para evitar la especulación de bien raíz, el movimiento de economía libre postula una reforma de tierras, sobre la que no voy a entrar en detalle). ¿Qué problemas se presentan cuando a las bolsas de valores ingresa cada vez más y más dinero? ¿O a la participación directa en las empresas? Los posibles aumentos de fortuna de allí derivados ¿no habrían de agudizar igualmente las tensiones sociales?

Regulación de la cantidad de dinero  ¿sin la guía del interés?

En el sistema actual la cantidad de dinero circulante es regulada por el banco central mediante modificaciones de un interés guía (políticas sobre el tipo de re-descuento, encaje bancario...). Así, incrementando ese interés frena el aforo de dinero,  reduciendo aquel aumenta éste (hablaremos de ello más en detalle). ¿Qué instrumento de regulación de la cantidad de dinero en curso habrá de utilizarse en lugar del interés guía cuando el interés se reduzca a cero? El banco central debe estar en condiciones de regular la cantidad de dinero circulante para ajustarla con flexibilidad a las variaciones de precios y del producto social en forma diferente a manejarla mediante sus créditos a los bancos.

Selección de créditos  ¿sin interés?

Hasta ahora es el interés lo que regula la oferta y la demanda en los créditos. Aumenta la solicitud de créditos, aumenta la tasa de interés; baja dicha solicitud, baja dicha tasa. De esta manera opera también como instrumento de selección. Inversiones que no rinden los intereses, no pueden ser financiadas ni realizadas. Si el interés se reduce a cero ¿qué instrumento de selección ha de ocupar su lugar?  ¿Es que existen otros instrumento de selección que reduzcan las inversiones a un común denominador para poderlas comparar?  Si no, ¿habrán de ser solamente decisiones políticas las que den prelación a una inversión sobre otra? En este caso ¿no se abren las puertas a una burocratización incontrolada y a la subsiguiente corrupción? Pero si se ha de conservar la función seleccionadora del interés, es evidente que éste nunca podrá ser reducido a cero (o tal reducción habría de referirse a un interés medio, del que habrían de darse variaciones hacia arriba y hacia abajo).  34

El poder de los bancos

Dado el poder de los bancos ¿podría garantizarse que la reducción del interés (resultante de un mayor flujo de dinero en el mercado de capitales) se transmita a quienes toman créditos? ¿No podría ser que los bancos reduzcan efectivamente el interés para los aportantes del dinero dejando la tasa anterior para los créditos que conceden,  guardándose para sí las utilidades resultantes de semejante disparidad?

 

Parece que el poder de los bancos es una mancha oscura en la teoría de economía libre, ya que prácticamente no lo toca, ni tampoco lo considera cuestionable al introducir un nuevo sistema de dinero. ¿Es esto expresión de falta de conciencia del problema o expresión de consideraciones tácticas para no provocar demasiados enemigos al tiempo contra la idea y propuestas de la economía libre? Hay pocos sectores en que el juego de los principios de la economía de mercado sea tan claramente alterado por poder sobre el mercado como en el bancario  El poder de los pocos bancos grandes de Ale­mania no está limitado a su sola participación en el volumen de los créditos, sino que se extiende también sobre las sociedades por acciones y las grandes alianzas industriales mediante sus participaciones en capital y su “derecho a voto en virtud de depósitos”.

Orientación al lucro, competencia, poder sobre el mercado y explotación

Otra mancha oscura  ­‑y mucho más grande‑  es haber reprimido o dejado ampliamente por fuera el conflicto entre propietarios de los bienes de producción y asalariados como lo identificó Marx, y al que denominó “contradicción entre salario y capital”. El que Marx no haya reconocido claramente la problemática del interés, no desmerita su análisis profundo de la estructura y dinámica del sistema capitalista, particularmente el haber descubierto las estructuras de dominio que hay en el proceso capitalista de producción, con la alienación del trabajo, que le es propia.  En principio esto tampoco se modifica con un sistema alternativo de dinero.

 

Sin embargo, al bajar la presión que el interés impone sobre las empresas y que estas descargan sobre quienes les trabajan, les compran y les suministran, la presión sobre éstos también se reduciría. No obstante quedaría una cierta presión que se mantendría mientras se mantuviese una estructura de mercado privada: la presión de la competencia, a la que continuarían sujetas las industrias privadas, y que no sólo tiene efectos de animación sino también de división: quedaría un foco de jerarquías y partición del trabajo, de divorcio entre trabajo manual y cerebral en las fábricas y de producción de poder sobre los mercados de compra y de venta.  35  No se ha de olvidar que la competencia o concurrencia se habría de dar no sólo entre empresas de más o menos igual fortaleza, sino entre un gran número de medianas y pequeñas de un lado y las pocas grandes y las grandes alianzas entre éstas de otro, con estructuras de dependencia y dominio.

 

Las utilidades o lucro de la empresa privada no son sólo una retribución por el esfuerzo empresarial (retribución empresarial) o haber asumido un riesgo (prima de riesgo), sino también un premio invisible por la construcción y desarrollo de poder, hacia dentro (frente a los trabajadores) y hacia fuera (sobre los mercados de colocación y de adquisición, y frente a la política).  36  Tales estructuras de poder y su dinámica se mantendrían, aunque en forma algo debilitada, en una economía libre de intereses, pero con bienes privados de producción. Sobre ellas se ha de dirigir la atención igual que al interés y al sistema de dinero. El descubrimiento por Silvio Gesell de un conflicto fundamental hasta ahora desatendido, el conflicto entre capital dinero y el resto de la sociedad, no debe llevar a negar la existencia de otros conflictos ni a empañar la visión sobre ellos.

Comportamiento crítico frente a los sindicatos

Hasta ahora el movimiento economía libre ha mantenido las más de las veces una actitud muy crítica frente a los sindicatos. Con razón se los ha de criticar por no haber reconocido, al igual que la gran masa de la sociedad, la problemática del interés ni haber hecho de él un tema público. Pero de allí a distanciarse de ellos (como hace parte del movimiento) no es justo con sus méritos históricos en la lucha por mejorar salarios y condiciones laborales. La confianza ciega en la autorregulación del mercado laboral por medio de contratos colectivos se contradice con la experiencia histórica. Sin los sindicatos, hoy todavía tendríamos condiciones salariales y laborales de las épocas del capitalismo naciente. Se lo ve palmariamente en países en que el sindicalismo todavía está prohibido o en los que sus derechos se hallan fuertemente coartados, como en casi todos los países del tercer mundo. Dejar la fijación del salario a las solas fuerzas de oferta y demanda de mano de obra, es susceptible de conducir en tiempos de abundancia de fuerza laboral a salarios de hambre, que pueden caer por debajo del mínimo para subsistir y ocasionar graves catástrofes sociales. En principio, nada de esto cambiaría tampoco un sistema alternativo de dinero sin intereses.

 

Es cierto que en un tal sistema alternativo de dinero mermaría la presión a que los intereses someten a las empresas y éstas a sus asalariados, pero mientras continúen imperando la presión de la competencia y la orientación al lucro de la empresa privada, el esfuerzo de las empresas habrá de tender entre otras a mantener los salarios, como costos de producción, tan bajos como posible y a sacar del trabajador el máximo rendimiento. Incluso en ausencia de crisis y de desempleo masivo en que la posición de los asalariados en el mercado se mantenga fuerte, será por mucho tiempo imprescindible la acción de los sindicatos para sacar adelante los intereses de los asalariados. La historia del capitalismo muestra una y otra vez que el mercado laboral no se regula por sí mismo, y cuando lo hace es a expensas de producir enorme miseria social. Cuando el salario cae por debajo del mínimo de subsistencia, el asalariado no tiene la posibilidad (como sí el propietario de capital dinero cuando bajan los intereses) de negar su oferta, sino que por el contrario está obligado a ofrecer su fuerza laboral e incluso entonces con mayores veras.  El movimiento economía libre no debiera hacerse la ilusión de que en un sistema alternativo de dinero un mercado laboral “libre” pueda resolver por sí mismo los problemas sociales. Mientras propague semejante tipo de ilusiones  chocará con toda razón con la incomprensión y el rechazo de los sindicatos. Esto hace difícil que penetren en los medios sindicales y se propaguen entre la clase obrera ideas tan importantes y acertadas como posee la economía libre (en campos de los imperantes órdenes del dinero y de la tierra). Parte del aislamiento e ineficiencia política del movimiento se debe, a mi parecer, a culpa propia por haber abierto frentes falsos y llegado a endurecimientos que su causa no necesita. Pese a estos cuestionamientos abiertos frente al nuevo orden del dinero y los reparos críticos a la economía libre, me parece urgente plantear sin pre­venciones la discusión en torno a la problemática del orden vigente del dinero y del sistema de intereses y la búsqueda de una “tercera vía” en lugar de capitalismo y socialismo. Esta urgencia es hoy quizá más grande que nunca. 37

 

34 A este propósito hay un pensamiento muy interesante de Erhard Glötzl, que aboga por deslindar los intereses del debe y el haber. Los últimos deben ser sustituidos por un “cobro por utilización de dinero”, con lo que se desvanecería la escalada de las fortunas por dinero y de los endeudamientos. Los primeros deben servir como instrumento de regulación de créditos en forma de un “cobro por crédito”.  Véase su artículo “Über die (In-)Stabilität unseres Geld- und Wirtschaftssystems aus der Sicht eines Technikers” (sobre la (in)estabilidad de nuestro sistema económico y monetario desde la perspectiva de un técnico), SBL, Gruberstr.40-42,  A-4010 Linz

 

35  Estas tendencias provenientes de la orientación al lucro las deduje detalladamente en mi “Kritik der markwirtschaftlichen Ideologie  (crítica a la ideología de economía de mercado), FHW Berlín 1980

 

36  De estas relaciones me ocupé ya en 1979 en el capítulo “El lucro, palanca económica” en Denken in gesamtwirtschaftlichen Zusammenhängen  (pensar en el contexto económico completo) Tomo 2, Bonn-Bad Godesberg 1971, de Bernd Senf y Dieter Timmermann.

 

37 Para profundizar esta cuestión véanse las revistas Der Dritte Weg” – Zeitschrift für natürliche Wirtschaftsordnung  (Redaktion: Erfstr 57,  45219 Essen)  y  Zeitschrift für Sozialökonomie Gauke-Verlag, PF 1320,   24319 Lütjenburg.

 


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