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Sobre el texto a continuación hay una réplica en

http://userpage.fu-berlin.de/~roehrigw/senf/fdf9603.htm


Bernd Senf: Der Nebel um das Geld; Gauke, 1996, S. 126 ff.


 

 

7.6 Crítica a la teoría de la economía libre; cuestiones abiertas

La introducción de un nuevo orden económico con garantía de circulación del dinero planteará desde luego un sinnúmero de interrogantes, sobre los que muy frecuentemente pasa de largo la teoría de la economía libre o el movimiento basado en ella.

Subestima de las resistencias esperadas

Distintamente al libro de Margrit Kennedy (Geld ohne Zinsen und Inflation), se habla por ejemplo de “un medio de trueque que sirve a cada uno”. Semejantes expresiones provocan naturalmente falsas ilusiones. Pareciera como si todas las partes de la sociedad habrían de optar por ese nuevo orden con haberlo comprendido y haberse familiarizado con él. Mas no hay forma de evitar que aquel diez por ciento que hoy se beneficia en mayor o menor proporción del sistema de intereses, haya de renunciar, en un sistema de dinero libre de ellos, a que su fortuna siga creciendo a base de intereses.

 

Por supuesto se puede adoptar el punto de vista de que esas capas de población ya tienen más que suficiente. Pero los menos de entre ellos van a estar en disposición de renunciar sin lucha a sus privilegios. Más bien van a movilizar todos los medios de poder a su alcance (incluidos medios de comunicación e influencias políticas) para tratar de impedir se les modifique el sistema. Por lo demás se ha de contar no solamente con la encarnizada resistencia del beneficiado diez por ciento, sino con el de todos aquellos que se identifican con los valores del sistema aun cuando en toda objetividad se hallen del lado de los perdedores en el sistema de intereses. Semejantes identificaciones se encuentran a veces tan arraigadas que en ellas rebotan hasta los mejores argumentos.

 Peligro de la huida de capital

Suponiendo que alguna vez por medios democráticos la mayoría decida introducir en la economía nacional un sistema alternativo de dinero ¿se ha pensado en los problemas que se producirán cuando el capital empiece a salir precipitadamente para el extranjero a refugiarse en otras monedas (fuga de capitales)?  ¿No habría de originar esto una caída dramática del valor de la moneda, provocando una crisis que tumbara el gobierno?

Escapes a otras posibilidades de multiplicar el dinero

Si la situación del dinero en el mercado de capitales produce cada vez menos intereses, ¿no habría de buscar el dinero otras posibilidades de multiplicarse, acudir a las más diversas especulaciones? (Para evitar la especulación de bien raíz, el movimiento de economía libre postula una reforma de tierras, sobre la que no voy a entrar en detalle). ¿Qué problemas se presentan cuando a las bolsas de valores ingresa cada vez más y más dinero? ¿O a la participación directa en las empresas? Los posibles aumentos de fortuna de allí derivados ¿no habrían de agudizar igualmente las tensiones sociales?

¿Regulación de la cantidad de dinero sin interés guía?

En el sistema actual la cantidad de dinero circulante es regulada por el banco central mediante modificaciones de un interés guía (políticas sobre el tipo del descuento, encaje bancario...). Así, incrementando ese interés frena el aforo de dinero,  reduciendo aquel aumenta éste (hablaremos de ello más en detalle). ¿Qué instrumento de regulación de la cantidad de dinero en curso habrá de utilizarse en lugar del interés guía cuando el interés se reduzca a cero? El banco central debe estar en condiciones de regular la cantidad de dinero circulante para ajustarla con flexibilidad a las variaciones de precios y del producto social en forma diferente a manejarla mediante sus créditos a los bancos.

¿Selección de créditos sin interés?

Hasta ahora es el interés lo que regula la oferta y la demanda en los créditos. Aumenta la solicitud de créditos, aumenta la tasa de interés; baja dicha solicitud, baja dicha tasa. De esta manera opera también como instrumento de selección. Inversiones que no rinden los intereses, no pueden ser financiadas ni realizadas. Si el interés se reduce a cero ¿qué instrumento de selección ha de ocupar su lugar?  ¿Es que existen otros instrumento de selección que reduzcan las inversiones a un común denominador para poderlas comparar?  Si no, ¿habrán de ser solamente decisiones políticas las que den prelación a una inversión sobre otra? En este caso ¿no se abren las puertas a una burocratización incontrolada y a la subsiguiente corrupción? Pero si se ha de conservar la función seleccionadora del interés, es evidente que éste nunca podrá ser reducido a cero (o tal reducción habría de referirse a un interés medio, del que habrían de darse variaciones hacia arriba y hacia abajo).  34

El poder de los bancos

Dado el poder de los bancos ¿podría garantizarse que la reducción del interés (resultante de un mayor flujo de dinero en el mercado de capitales) se transmita a quienes toman créditos? ¿No podría ser que los bancos reduzcan efectivamente el interés para los aportantes del dinero dejando la tasa anterior para los créditos que conceden,  guardándose para sí las utilidades resultantes de semejante disparidad?

 

Parece que el poder de los bancos es una mancha oscura en la teoría de economía libre, ya que prácticamente no lo toca, ni tampoco lo considera cuestionable al introducir un nuevo sistema de dinero. ¿Es esto expresión de falta de conciencia del problema o expresión de consideraciones tácticas para no provocar demasiados enemigos al tiempo contra la idea y propuestas de la economía libre? Hay pocos sectores en que el juego de los principios de la economía de mercado sea tan claramente alterado por poder sobre el mercado como en el bancario  El poder de los pocos bancos grandes de Ale­mania no está limitado a su sola participación en el volumen de los créditos, sino que se extiende también sobre las sociedades por acciones y las grandes alianzas industriales mediante sus participaciones en capital y su “derecho a voto en virtud de depósitos”.

Orientación al lucro, competencia, poder sobre el mercado y explotación

Otra mancha oscura  ­‑y mucho más grande‑  es haber reprimido o dejado ampliamente por fuera el conflicto entre propietarios de los bienes de producción y asalariados como lo identificó Marx, y al que denominó “contradicción entre salario y capital”. El que Marx no haya reconocido claramente la problemática del interés, no demerita su análisis profundo de la estructura y dinámica del sistema capitalista, particularmente el haber descubierto las estructuras de dominio que hay en el proceso capitalista de producción, con la alienación del trabajo, que le es propia.  En principio esto tampoco se modifica con un sistema alternativo de dinero.

 

Sin embargo, al bajar la presión que el interés impone sobre las empresas y que estas descargan sobre quienes les trabajan, les compran y les suministran, la presión sobre éstos también se reduciría. No obstante quedaría una cierta presión que se mantendría mientras se mantuviese una estructura de mercado privada: la presión de la competencia, a la que continuarían sujetas las industrias privadas, y que no sólo tiene efectos de animación sino también de división: quedaría un motor de jerarquías y partición del trabajo, de divorcio entre trabajo manual y cerebral en las fábricas y de producción de poder sobre los mercados de compra y de venta.  35  No se ha de olvidar que la competencia o concurrencia se habría de dar no sólo entre empresas de más o menos igual fortaleza, sino entre un gran número de medianas y pequeñas de un lado y las pocas grandes y las grandes alianzas entre éstas de otro con estructuras de dependencia y dominio.

 

Las utilidades o lucro de la empresa privada no son sólo una retribución por el esfuerzo empresarial (salario empresarial) o haber asumido un riesgo (prima de riesgo), sino también un premio invisible por la construcción y desarrollo de poder, hacia dentro (frente a los trabajadores) y hacia fuera (sobre los mercados de colocación y de adquisición, y frente a la política).  36  Tales estructuras de poder y su dinámica se mantendrían, aunque en forma algo debilitada, en una economía libre de intereses, pero con bienes privados de producción. Sobre ellas hay de dirigir la atención igual que al interés y al sistema de dinero. El descubrimiento por Silvio Gesell de un conflicto fundamental hasta ahora desatendido, el conflicto entre capital dinero y el resto de la sociedad, no debe llevar a negar la existencia de otros conflictos ni a empañar la visión sobre ellos.

Comportamiento crítico frente a los sindicatos

Hasta ahora el movimiento economía libre ha mantenido las más de las veces una actitud muy crítica frente a los sindicatos. Con razón se los ha de criticar por no haber reconocido, al igual que la gran masa de la sociedad, la problemática del interés ni haber hecho de él un tema público. Pero de allí a distanciarse de ellos (como hace parte del movimiento) no es justo con sus méritos históricos en la lucha por mejorar salarios y condiciones laborales. La confianza ciega en la autorregulación del mercado laboral por medio de contratos colectivos se contradice con la experiencia histórica. Sin los sindicatos, hoy todavía tendríamos condiciones salariales y laborales de las épocas del capitalismo naciente. Se lo ve palmariamente en países en que el sindicalismo todavía está prohibido o en los que sus derechos se hallan fuertemente cohartados, como en casi todos los países del tercer mundo. Dejar la fijación del salario a las solas fuerzas de oferta y demanda de mano de obra, es susceptible de conducir en tiempos de abundancia de fuerza laboral a salarios de hambre, que pueden caer por debajo del mínimo para susbsistir y ocasionar graves catástrofes sociales. En principio, nada de esto cambiaría tampoco un sistema alternativo de dinero sin intereses.

 

Es cierto que en un tal sistema alternativo de dinero mermaría la presión a que los intereses someten a las empresas y éstas a sus asalariados, pero mientras continúen imperando la presión de la competencia y la orientación al lucro de la empresa privada, el esfuerzo de las empresas habrá de tender entre otras a mantener los salarios, como costos de producción, tan bajos como posible y a sacar del trabajador el máximo rendimiento. Incluso en ausencia de crisis y desempleo masivo en que la posición de los asalariados en el mercado se mantenga fuerte, será por mucho tiempo imprescindible la acción de los sindicatos para sacar adelante los intereses de los asalariados. La historia del capitalismo muestra una y otra vez que el mercado laboral no se regula por sí mismo, y cuando lo hace es a expensas de una enorme miseria social. Cuando el salario cae por debajo del mínimo de subsistencia, el asalariado no tiene la posibilidad (como sí el propietario de capital dinero cuando bajan los intereses) de negar su oferta, sino que por el contrario está obligado a ofrecer su fuerza laboral e incluso entonces con mayores veras.  El movimiento economía libre no debiera hacerse la ilusión de que en un sistema alternativo de dinero un mercado laboral “libre” pueda resolver por sí mismo los problemas sociales. Mientras propague semejante tipo de ilusiones  chocará con toda razón con la incomprensión y el rechazo de los sindicatos. Esto hace difícil que penetren en los medios sindicales y se propaguen entre la clase obrera ideas tan importantes y acertadas como posee la economía libre (en campos de los imperantes órdenes del dinero y de la tierra). Parte del aislamiento e ineficiencia política del movimiento se debe, a mi parecer, a culpa propia por haber abierto frentes falsos y llegado a endurecimientos que su causa no necesita. Pese a estos cuestionamientos abiertos frente al nuevo orden del dinero y los reparos críticos a la economía libre, me parece urgente plantear sin pre­venciones la discusión en torno a la problemática del orden vigente del dinero y del sistema de intereses y la búsqueda de una “tercera vía” en lugar de capitalismo y socialismo. Esta urgencia es hoy quizá más grande que nunca. 37

 

34 A este propósito hay un pensamiento muy interesante de Erhar Glötzl, que aboga por deslindar los intereses del debe y el haber. Los últimos deben ser sustituidos por un “cobro por utilización de dinero”, con lo que se desvanecería la escalada de las fortunas por dinero y de los endeudamientos. Los primeros deben servir como instrumento de regulación de créditos en forma de un “cobro por crédito”.  Véase su artículo “Über die (In-)Stabilität unseres Geld- und Wirtschaftssystems aus der Sicht eines Technikers” (sobre la (in)estabilidad de nuestro sistema económico y monetario desde la perspectiva de un técnico), SBL, Gruberstr.40-42,  A-4010 Linz

 

35  Estas tendencias provenientes de la orientación al lucro las deduje detalladamente en mi “Kritik der markwirtschaftlichen Ideologie  (crítica a la ideología de economía de mercado), FHW Berlín 1980

 

36  De estas relaciones me ocupé ya en 1979 en el capítulo “El lucro, palanca económica” en Denken in gesamtwirtschaftlichen Zusammenhängen  (pensar en el contexto económico completo) Tomo 2, Bonn-Bad Godesberg 1971, de Bernd Senf y Dieter Timmermann.

 

37 Para profundizar esta cuestión véanse las revistas “Der Dritte Weg” – Zeitschrift für natürliche Wirtschaftsordnung”  (Redaktion: Erfstr 57,  45219 Essen)  y  “Zeitschrift für Sozialökonomie” Gauke-Verlag, PF 1320,   24319 Lütjenburg.

 


Este texto fue puesto en la red por: W. Roehrig.   Solicítase encarecidamente su divulgación.
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