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Im Feb. 2002 erhielt geldreform.de folgenden gescannten und korrekturgelesenen Text. Danke!!!

Die deutsche Fassung erschien in der “Zeitschrift für Sozialökonomie, 94. Folge, S. 3ff.

 

 

 

 

Werner Onken

 

TEOLOGÍA Y ECONOMÍA DE LA LIBERACIÓN:

América Latina, 500 años de muerte, despojo y explotación*

 

1          La conquista continúa

2          La teología de la liberación y la crítica marxista al capitalismo

3          Precursor de una economía de mercado sin capitalismo

4          Compatibilidad de la teología de la liberación y de las reformas agraria y monetaria como economía de la liberación

5          Relación peculiar de Silvio Gesell hacia Latinoamérica

6          Después de 500 años de super y subdesarollo: unión del norte y el sur en un equilibrio mundial

 

LA CONQUISTA CONTINÚA

 

En 1992 se repite quinientas veces el año en el que Cristóbal Colón „descubrió“ América. Delfín Tenesca, un indígena Ecuatoriano, opina al respecto: „los gobiernos hablan de 500 años del encuentro de dos mundos, las iglesias hablan de 500 años de evangelización; pero nosotros los indígenas celebraremos 500 años de resistencia, todo depende desde cuál punto de vista uno considera la cosa“ (1).

 

En 1492 comenzaron los europeos a depredar Latinoamérica, como también Africa y Asia; las naciones fueron saqueadas y las riquezas de sus suelos robadas. Millones de aborígenes fueron asesinados o murieron a consecuencia de las enfermedades que llevaron consigo los europeos y contra las que los indígenas carecían de anticuerpos, pueblos y culturas enteras fueron exterminados. Gustavo Gutiérrez considera que en Latinoamérica antes de la llegada de los europeos vivían aproximadamente 57 millones de aborígenes los cuales en 80 años fueron diezmados a escasos 9 millones. Tzvetan Torodov considera aún mayor la cifra de los aborígenes sacrificados (2).

 

El genocidio que en el siglo XVI hicieron los conquistadores so pretexto de la evangelización de los pueblos paganos, está ligado en línea directa con los grandes genocidios del siglo XX: El holocausto judío por los nazis y el terror del Gulag por el comunismo.

 

Lo que los europeos hurtaron en otra parte de la tierra constituyó, en cierto sentido, el capital inicial para el avance del capitalismo moderno y el surgimiento de estructuras económicas mundiales las cuales les aseguraron la supremacía al dinero de los europeos y norteamericanos ricos. Los poderosos de este mundo han sabido manejar durante 500 años a esta tierra por medio de su lógica racional de la valorización del capital y de intereses máximos. Aún después de la independencia de los pueblos latinoamericanos quedan dependencias neocoloniales representadas en estructuras feudales dentro de los países mismos así como en forma de deudas e intereses frente a países extranjeros. Los intereses pagados por los paises „subdesarrollados“ del Sur a los países ricos del Norte son mucho mayores que el reembolso voluntario de Europa y los EE.UU. en forma de „ayuda para el desarrollo“.

 

En 1492 se inició para los pueblos del Tercer Mundo un viacrucis que todavía continúa hasta hoy. Leonardo Boff lo denomina un „Viernes Santo que continúa desde 500 años y el que no deja entrever perspectiva alguna de resurrección“ ¿Quinientos años de muerte y despojo, opresión e incremento del dinero pueden considerarse como un motivo de „celebración“? El año 1992 debería ser de conversión e invitarnos a reflexionar sobre la forma de superar el problema de la conquista.

 

LA TEOLOGÍA DE LA LIBERACIÓN Y LA CRÍTICA MARXISTA AL CAPITALISMO

 

La Teología latinoamericana de la Liberación le ha dado un impulso esencial a esa reflexión al romper el matrimonio tradicional entre Iglesia y Estado. Durante muchos siglos el Estado fue el encargado de las cosas necesarias para la existencia del más acá, mientras la Iglesia era la encargada de la salud de las almas en el más allá; el que la Iglesia no se mezclara en las cosas concernientes a este mundo, no significaba otra cosa que una alianza con los poderosos de la tierra. Los teólogos de la liberación ya superaron esa distinción entre el más acá y el más allá, entre cielo y tierra. La explotación y opresión en este mundo son consideradas ya como „estructuras pecaminosas“ y la Iglesia ha reconocido como labor profética el estar en este mundo al lado de los pobres, luchar contra los pecados de explotación de la naturaleza y del hombre. La historia profana y de salvación se han fundido en unidad (3).

 

En medio de grandes peligros y víctimas, recordemos el asesinato a sangre fría del arzobispo Oscar Romero (1980) y la atroz masacre en El Salvador donde murieron el P. Ellacuría y otros jesuitas más en 1989. Los teólogos latinoamericanos de la liberación han reconocido la forma europea del mensaje cristiano como un evangelio pervertido que ayuda a sostener el dominio de los ricos; y ante ello han renovado el cristianismo como evangelio de los pobres. Medellín (1968) y Puebla (1979) fueron piedras fundamentales en ese camino de repensamiento, el que ha tenido ya repercusiones positivas en la teología europea.

 

Al mismo tiempo que la Teología Latinoamericana de la Liberación, por una parte, superó la deformación europea del cristianismo; por otra, ella misma importó el marxismo europeo como instrumento conceptual para la explicación teorética de las estructuras dominantes existentes y como introducción para un actuar que cambie la sociedad (4); probablemente esto se vio favorecido por el hecho de que en aquel momento el marxismo en Europa estaba viviendo un renacimiento y, otros críticos del capitalismo eran hasta entonces casi totalmente desconocidos. En la relación entre la Teología de la Liberación y el marxismo subsiste, sin embargo, el gran peligro que la esperanza de los pobres en Latinoamérica también se ha traicionada como lo fue en los países de Europa Oriental. El comunismo no es capaz de liberar de las estructuras de pecado al mundo; solo puede remplazar antiguas estructuras de pecado por nuevas estructuras de pecado; ya que la „Teoría del Capital“ de Marx contiene errores tales que inevitablemente conducen a una praxis hostil al hombre y a la naturaleza. Marx no reconoció el poder que tiene el dinero; para él sólo era un equivalente de la mercancía; en vez del dinero consideró la propiedad privada de los medios de producción como la raíz de la explotación y opresión; consideró los intereses que el dinero produce solamente como una parte subordinada de la plusvalía industrial cuya repartición se haría los capitalistas entre sí. La consecuencia que produjo aquel falso análisis fue la nacionalización de los medios de producción, haciendo las naciones de Europa Oriental esclavas de una burocracia omnipotente del Estado y del partido. Una dictadura política y un plan central de la economía destruyen la libertad humana y en medida alguna satisfacen las necesidades del hombre; esto encuadra con la concepción materialista que Marx tiene del mundo la que niega la dignidad del hombre y está en contradicción con los valores fundamentales cristianos.

 

La historia de los pueblos de Europa Oriental ha mostrado, mediante un gran sufrimiento, que la abolición del mercado conduce a la falta de libertad total.

 

¿A los 500 años de conquista debe entonces seguir una nueva tiranía comunista en Latinoamérica para que un día de nuevo retorne el capitalismo como vencedor en la lucha de los sistemas de modo que el subcontinente sea de nuevo colonizado como actualmente sucede con Europa Oriental? Tal destino trágico se puede evitar si los críticos no marxistas del capitalismo, poco conocido hasta ahora, se descubrieran recíprocamente. De tal encuentro podría surgir la perspectiva de una economía postcapitalista de mercado liberada del poder del latifundio y del dinero que produce intereses, en la que todos los hombres con los mismos derechos tuvieran acceso a la tierra en la que los servicios pudieran ser intercambiados justamente. Esta perspectiva que podría proteger la Teología de la Liberación de un extravío en un nuevo Gulag, al mismo tiempo, no significa una despolitización o arreglo con la repartición del poder reinante y tampoco significa una autolimitación o suavización sociopolítica y caritativa del falseado mercado capitalista. El impulso liberador incluido en la opción por los pobres continúa dirigido contra los poderosos en la economía, la política y la Iglesia. Así la Teología de la Liberación podría ser aceptable para aquellas personas que reconocen las estructuras pecaminosas pero que están lejos de ella porque teme las consecuencias comunistas de la teoría marxista del capital.

 

PRECURSOR DE UNA ECONOMÍA DE MERCADO SIN CAPITALISMO

 

Ya a mediados del siglo XIX comezó la búsqueda de una alternativa al capitalismo y al comunismo. El reformador francés Pierre Joseph Proudhon (1809‑1865) investigó las causas por las que después del absolutismo no surgió una sociedad sin gobierno; para él la apropiación privada de la tierra y el poder del dinero que produce intereses eran los responsables de que la clase burguesa pudiera elevarse como nueva clase dominante. El arriendo de la tierra lo consideraba como „saqueo y robo” y los intereses del dinero como usura „los intereses crecen como el cáncer”(5). El arriendo de la tierra, los intereses y los intereses sobre los intereses, hacen posible conseguir a la burguesía grandes cantidades de dinero y de mercancía y les posibilita tener al Estado y a la Iglesia como instrumentos de su dominio sobre los pobres.

 

Proudhon no vio en el comunismo una alternativa deseable contra las estructuras injustas de la economía de mercado capitalista; previó desde muy temprano su carácter despótico (6); en vez de él, quería establecer la „igualdad de condiciones“; es decir, liberar el mercado de los privilegios de la posesión de la tierra y del dinero. La tierra debería ser propiedad común y los préstamos sin cobro de intereses deberían proveer una circulación de dinero sin problemas. Para Proudhon la reciprocidad del dar y del tomar era la „fórmula de la igualdad“ y el presupuesto para la descentralización de los medios de producción. Una justa repartición de ingresos debería poner al hombre en una situación tal que pudiera tener medios de producción propios o asociarse libremente en cooperativas (7).

 

La crítica de Proudhon al centralismo de Estado hegeliano‑marxista fue la causa por la que Marx lo combatió, calificándolo en forma despótica y con odio, como „socialista pequeño‑burgués“. Marx consiguió disminuir el dominio religioso en el movimiento obrero y reorientó las flechas de la historia en dirección de la economía planificada y de la dictadura; hacia formas mixtas socialdemocráticas de mercado capitalista y gobierno general estatal.

 

Las corrientes de ideas del socialismo liberal de Proudhon siguieron viviendo en las obras de Gustav Landauer (1870‑1919), Franz Oppenheimer (1864‑1943), Silvio Gesell (1862-1930) y Rudolf Steiner (1861‑1925).

 

El filósofo de la cultura Gustav Landauer, ya antes de la revolución rusa, había hecho una crítica muy profunda de la historia marxista de la filosofía, según la que el crecimiento de las fuerzas de producción transformaría automáticamente el capitalismo en comunismo. Mientras Marx veía la concentración del capital en sociedades accionarias como un predio‑estadio histórico de la nacionalización de los medios de producción, Landauer condenaba las formas de concentración del capital tanto privadas como estatales. Al Estado totalitario de los marxistas le oponía su concepción de una „unión de comunidades económicas independientemente gobernadas y de intercambio justo“ considerándolas como „forma fundamental de la cultura socialista“; de la misma forma que Proudhon, Landauer fue un teórico del federalismo político (8).

 

El médico y sociólogo Franz Oppenheimer se preocupó mucho de precisar las definiciones de los conceptos „economía de mercado“ y „capitalismo“ para hacer una distinción más precisa de la que usualmente había; para él, el responsable de los problemas sociales no era el mercado, la libre competencia y la propiedad privada de los medios de producción, sino la limitación de la libre competencia por medio de monopolios opuestos al mercado libre; es decir, estructuras de poder privadas y estatales, sobre todo en el monopolio de la propiedad privada de la tierra. La tierra no fue hecha por mano humana y no se puede multiplicar por medio del trabajo humano, por eso es imposible tratarla como cualquier mercancía. Oppenheimer quería sobre todo suprimir el latifundio y formar poblados agrícolas y artesanales (9).

 

Silvio Gesell, comerciante y reformador amplió esta perspectiva de orden político de una „economía de mercado sin capitalismo“ analizando y viendo como causas y origen de la enfermedad de la formación de los monopolios el dinero junto a la posesión de la tierra. Su punto de partida fue: ¿cómo puede uno sobreponerse a la propiedad del dinero como medio de poder y especulación pero manteniendo a la vez su propiedad como medio de intercambio? La posición del poder del dinero la atribuyó Gesell a dos causas: a) el dinero frente a la fuerza de trabajo del hombre y la mercancía tiene la propiedad que, sin daños considerables para su propietario se puede acumular temporalmente, mientras que la mercancía acumulada pierde valor o tiene que ser mantenida en buen estado; b) mientras que la mercancía y la prestación de servicios son producidos respectivamente para necesidades especiales el dinero es más corriente; así como el joker en el juego de cartas, el dinero es un joker universal que se puede utilizar en todo tiempo y lugar en la economía.

 

La acumulación de dinero y su alta liquidez le otorgan al dueño del dinero una posesión de poder: quien la puede utilizar sea para interrumpir la circulación de compradores y vendedores del ahorro e inversión, lo cual produce estancamiento del mercado y desempleo, sea para exigir intereses a los productores y consumidores como si fuera un premio particular por el hecho de no dejar el dinero retenido, guardado, son puesto en circulación económica, ello desemboca en una repartición injusta de los ingresos y de las riquezas.

 

Silvio Gesell pensó que para quitarle el poder al dinero, su acumulación o retención debería ser gravada con costos tales que neutralizaran las ventajas de la liquidez y acumulación. Si se graba con alguna tasa el dinero retenido pierde su propiedad como medio de poder y cumple su papel como medio de cambio. Su circulación continua y no disturbada por maniobras especulativas hacen posible que la cantidad de dinero circulante se acomode constantemente al volumen de los bienes, de modo que el poder de compra de la moneda sea estable. En su obra principal, „Die Natürliche Wirtschaftsordnung durch Freiland und Freigeld”, Silvio Gesell presenta ampliamente cómo en una circulación de dinero sin disturbios, la oferta y demanda del capital se equiparan de modo tal que el nivel de los intereses baja casi a cero; así el dinero se convierte entonces en un medio de cambio de distribución neutro. Debido a que, con intereses promedios de casi cero, el dinero no se puede multiplicar en forma infinita, tampoco se puede ejercer ninguna coacción para un crecimiento infinito de los bienes de producción. Gesell también presenta posibilidades de transferencia de la tierra para que se convierta en uso común y su aprovechamiento privado en forma de arrendamiento o de poder construir o plantar en tierra de la comunidad. En esta transferencia de la tierra, ninguno puede ser preferido o perjudicado: „la tierra pertenece a todos sin excepción: a los negros, los rojos, los amarillos, los blancos(10). Entre los precursores de una „economía de mercado sin capitalismo“ también se cuenta a Rudolf Steiner, conocido por ser el fundador de la Antroposofía, de la agricultura biológico-dinámica y de la pedagogía Waldorf; él expone ideas similares a las de Gesell en sus escritos sobre la triple división del organismo social en campos descentralizados: de la vida jurídica, de la vida económica, de la vida cultural. De la misma manera como aparecen y desaparecen los glóbulos sanguíneos en el organismo humano, el „dinero envejece“ en la circulación de la economía (11).

 

Los poderosos escondían esa caza de dinero y riqueza so pretexto del evangelio de los ricos y bajo el velo económico de la ideología de mercado; ellos falsificaron el evangelio y el principio de orden económico de mercado para imponer sus intereses de poder. Así el evangelio y el principio de mercado se convirtieron en faltos de credibilidad; las consecuencias fueron el materialismo y la economía planificada.

 

En Latinoamérica con el cristianismo y capitalismo ingresaron la economía de mercado y el capitalismo como si fueran gemelos siameses. Con su opción por los pobres los teólogos de la liberación disolvieron la alianza profana Iglesia‑Mammón (riqueza) y se centraron en el núcleo del evangelio. De igual manera debe superarse la alianza entre economía de mercado y capitalismo. Aún hay múltiples reticencias que se oponen a la economía de mercado, ya que se sigue considerando la caricatura del capitalismo como si fuera su esencia propia. En realidad la humanidad no ha vivido hasta ahora un verdadero mercado libre, sino siempre sólo una competencia monopólica limitada. Más allá del camino falso del mercado capitalista falsificado y de la economía planificada; allí comienza la posibilidad de superar la formación de monopolios para llegar a la realización de una competencia íntegra.

 

COMPATIBILIDAD DE LA TEOLOGÍA DE LA LIBERACIÓN Y DE LAS REFORMAS AGRARIA Y MONETARIA COMO ECONOMÍA DE LA LIBERACIÓN

 

Las obras de Proudhon, Landauer, Oppenheimer, Gesell y Steiner son, al mismo tiempo, trabajos preparatorios para opción económica por los pobres. En ellos toman forma dos cadenas de problemas que por medio de su autodirección decentralizada de la economía de mercado se fueron deformando con el correr de los tiempos hacia una forma capitalista; los dos monopolios: de la propiedad privada de la tierra y del dinero que produce intereses. La superación de esos dos monopolios podría ser el presupuesto para una economía de mercado post‑capitalista en la que en vez de explotación, opresión y violencia haya libertad, justicia y paz.

 

Esos pensamientos iniciales de un „socialismo liberal“ (Franz Oppenheimer) fueron olvidados mediante la dictadura nazi, en el tiempo del milagro económico y durante la dictadura comunista. Sólo a partir de la década de 1970 se redescubre esas ideas; un examen crítico y posterior desarrollo de ellas apropiado al tiempo aún están por llevarse a cabo. Hay signos de carácter tanto económicos como religioso que muestran que podría concordar mejor con la Teología de la Liberación que con el marxismo.

 

Los socialistas liberales acusan a la Iglesia debido a su alianza con los poderosos en la política y en la economía sin convertirse por ello, en ateístas y materialistas. Ya Proudhon había previsto una futura „revolución filosófica y religiosa“ la que sustituiría el evangelio de los ricos por medio de una „religión verdadera“ (12); aún así, él y sus seguidores no encontraron una síntesis entre la revelación divina y razón humana. Landauer y Oppenheimer tenían sus raíces en la religión judía; mientras que Landauer a lo largo de su vida se concentró en la mística, Oppenheimer trató de llevar a cabo su concepción de las colonias dentro del movimiento sionista.

 

Gesell y Steiner procedían de familias católicas. Steiner trató de unir, por una parte, la tradición cristiana con la sabiduría oriental y, por otra, con las ciencias naturales modernas. En el pensamiento de Gesell permaneció latente la tradición judeo‑cristiana, sobre todo del Antiguo Testamento; aunque, en primera medida, tuvo la influencia de Darwin y Nietzsche. Gesell condenó el hecho que se abusara de la religión, ciencia y arte - que Gesell calificaba como los „sentimientos más santo” del hombre - con el fin de tener más poder. De una reforma agraria y monetaria esperaba „resultados beneficiosos en el campo de la salud, de la mentalidad, de la religión, de la educación y en la felicidad y alegría de vivir“ (13).

 

Una conexión de mentalidad entre los teólogos de la liberación y los liberales socialistas, en cuanto a las propuestas de reforma agraria y monetaria, se puede corroborar partiendo de afirmaciones biblícas sobre las relaciones del hombre con la tierra y el dinero; así, por ejemplo, la Biblia manda al hombre „servir a Dios“ en vez de postrarse ante el becerro de oro y en vez de adorar a Mammón (riqueza). El mandamiento „no robarás” es una determinación que no sólo quiere proteger la propiedad privada que hemos ganado con el sudor de la frente contra el hurto, sino que trata de también de protegernos de la explotación por medio de estructuras institucionalizadas del pecado. La legislación mosaica se dirige contra las prerrogativas de la posesión de la tierra y las monetarias. Moisés prohibió en las leyes de santidad la venta de la tierra y el exigir intereses (Lev. 25).

 

Dios es el dueño de la tierra”, dice el Sal. 24,1 y nosotros los hombres somos solamente „huéspedes de la tierra“. No sólo en los latifundios sino, en general, en la propiedad privada de la tierra se manifiesta la reivindicación del hombre de su dominio sobre la tierra. Sin embargo, nosotros debemos administrar fiduciariamente la tierra y sus tesoros naturales como una propiedad inanejable, para que se conserven y sirvan de base para la existencia de una larga cadena de generaciones.

 

Los profetas, sobre todo Ezequiel en el cap. 18, refuerzan la prohibición de cobrar intereses, y Jesús lo reafirma en las Bienaventuranzas. Allí, además del mandamiento del amor hacia los enemigos, nos exige la disposición „de prestar aun donde ustedes saben que no pueden esperar que nada les sea devuelto“ (Lc. 6,35). Moisés prohibió también la adulteración del peso y las medidas en Deutoronomio 25,13‑16; unidades monetarias como el austral, cruzado o peso son medidas y deben permanecer invariables como el litro, el metro y el kilo. La inflación es un fraude al pueblo trabajador, independiente de que sea el 5% en Europa o el 5000% en Latinoamérica. Los Santos Padres repitieron constantemente la prohibición de cobrar intereses, hasta que esta enseñanza antigua y su fuerza explosiva social se fue perdiendo a inicios de la Edad Moderna; entonces tuvo que ceder terreno a la teoría de la economía capitalista que ocultaba los peligros de la multiplicación del dinero. Ciertamente, no fue una mera casualidad que el adiós de la prohibición del cobro de intereses y el desencadenamiento de la caza capitalista al dinero y a la riqueza fueran paralelos a la expansión a ultramar del triunvirato europeo: trono, altar y capital. Con una violencia brutal se extendió sobre toda la tierra la lógica racional de los máximos intereses y de la utilización del capital. Los pueblos no europeos y sus culturas fueron exterminadas in misericordemente (14). Durante la marcha de la colonización fue suplantada la sabiduría de los aborígenes, así como aquella antigua sabiduría que los europeos ya habían eliminado antes que a su propia religión.

 

En las culturas precolombinas, lo aborígenes mayas, aztecas e incas se consideraban como parte de un gran orden entre la naturaleza y el cosmos, el sentimiento de ser uno junto con la sagrada madre tierra, formó una barrera contra el comercio y la especulación. La tierra era considerada como un préstamo invendible hecho por el gran espíritu a todos los hombres: „la relación de los indígenas con la tierra es muy semejante a aquella que tenía el pueblo bíblico de Israel hacia su tierra ... uno no compra la tierra ni la vende: uno vive de ella ... los indígenas nunca consideraron la tierra solamente como un medio de producción y mucho menos como una cosa vendible u objeto de especulación; la tierra tampoco existe para que sea dividida; para los indígenas guaraníes eso significaría cortar la tierra, herirla. En la lengua de los indígenas xavantes, como en muchas otras lenguas indígenas, no existe una palabra que signifique „fundo“ en el sentido que tiene para nosotros: de un área de dos dimensiones; en la lengua de los xavantes sólo hay una palabra para „espacio“; para ellos la tierra es tridimensional; ella es causa de todas las culturas, llena de historia, de tradiciones y de mitos. Para los indígenas la tierra no es algo profano; en ella se fundamenta todo el sistema religioso. Tierra y religión constituyen juntas la piedra angular de la vida de los indígenas“ (15).

 

Los indígenas ya tenían sin duda una sospecha del doble valor que podían tener los metales preciosos y por eso, por ejemplo los aztecas, llaman al oro y a la plata: „inmundicias blanca y amarilla de los dioses“ (16). Sea como fuere, la división del trabajo y la economía monetaria no estaban tan desarrolladas, de modo que la fuerza explosiva del cobro de intereses ya hubiera penetrado en su conciencia como lo hizo entre los israelitas; entre los indígenas, en vez de monedas, se utilizaban frutas de cacao como dinero.

 

Un poema americano, refleja la confrontación entre la comprensión de la naturaleza que tienen los europeos y la de los indígenas.

 

„Todo lo que hiere a la tierra,

herirá también a los hijos de la tierra.

El indio es un hijo de la tierra,

la tierra es nuestra vida y nuestra

                        libertad.

Los poderosos de la tierra

no comprenden al pueblo indígena,

ya que los poderosos esclavizan la

tierra.

Ellos son extraños, vienen en la noche

y roban de la tierra todo lo que desean.

Para ellos un pedazo de tierra es igual

            al otro.

La tierra no es su hermana,

ella es su enemiga,

ellos la destruyen y luego buscan la

            anchura.

Ellos olvidan donde estuvo la cuna de

            sus padres

y se roban la tierra de sus hijos.

Su ganancia empobrece la tierra

y ellos sólo dejan la cansada arena del

            desierto” (17).

 

En las culturas antiguas, la tierra era siempre propiedad de la comunidad y de la parentela. Pero también había estructuras feudales de poder, así que no debemos glorificar esas culturas como si fueran una época de oro de la humanidad. Los conquistadores españoles y portugueses se abrogaron el derecho de posesión general de toda la tierra y propiedades; los pocos indígenas sobrevivientes y esclavos, transportados desde Africa, fueron rebajados a la categoría de propiedad corporal y de esclavos. Así surgió una economía de latifundios de tal proporción que sobrevivió inclusive a la independencia política de las naciones latinoamericanas de sus primeras potencias colonizadoras. El latifundio permaneció como base de las estructuras de poder neocolonialistas. En lugar de los señores feudales extranjeros, en muchos casos, surgieron criollos y mestizos que como élite occidentalizada dominan sobre millones de hombres ‑ a los que despojaron de sus derechos ‑ y defienden sus privilegios por medio de la violencia bruta.

 

Brot für die Welt“, institución caritativa alemana, en un aviso en un diario, ha hecho notar la injusta repartición de tierra que hay en todo el mundo. Según ese anuncio en todo el mundo el 75% de la tierra, que es propiedad privada, pertenece al 2.5% de propietarios. En el Perú y Bolivia el 85 y el 75%, respectivamente, carecen de tierra. En Paraguay, de los 40 millones de hectáreas utilizables para la agricultura, 36 millones pertenecen a latifundistas (18). En Brasil hay doce millones de personas sin tierra y cinco millones propietarios de tierra; de estos cinco millones, el 0.95% son latifundistas con más de 1000 hectáreas, con ello son dueños del 45.5% de la tierra; el 9.5% son medianos propietarios que poseen entre 100 y 1000 hectáreas, que hacen el 34.5% de la tierra; entonces el 10.5% de los propietarios controla el 80% de las tierras agrícolas, el 20% de tierra agrícola restante pertenece al 89.5% de propietarios, que son los minifundistas con menos de 100 hectáreas, y que, sin embargo, producen el 85% de los principales productos alimenticios para la población brasileña. Los latifundios, en gran mayoría, o no son utilizados para la agricultura, o se los dedica a plantaciones de productos destinados a la exportación, y a monocultivos que arruinan el medio ambiente (19). La propiedad de tierra de los 400 latifundistas más ricos de Brasil se extiende sobre una superficie sólo 15% menor a la de Gran Bretaña. Muchos latifundistas poseen tierra iguales al área de Sarre en Alemania (20) (son tan grandes como Luxemburgo), y con sus pistoleros hacen asesinar a sangre fría a quienes, como Chico Mendes, combaten esa injusticia que clama al cielo.

 

En Guatemala el 2.6% de las empresas agrícolas está en manos de latifundistas; a ellos les pertenece aproximadamente el 65% de la tierra cultivable (21). Tal situación injusta de la repartición de la tierra conlleva necesariamente conflictos sociales que sin duda terminan en violencia y derramamiento de sangre. En El Salvador, pequeño país devastado por guerra civil que dura ya hace años, el 0.02% de la población posee el 39.5% de la tierra, 1.9% posee el 57.5% de la tierra; ello hace que 63 familias de latifundistas tengan a su disposición tanta tierra como 200,000 familias de campesinos (22). En los otros paises latinoamericanos la distribución de la tierra presenta una situación similar. Según Eduardo Galeano, un promedio del 1.5% de los latifundistas latinoamericanos posee la mitad del total de la tierra cultivable (23). La consecuencia inmediata de la concentración de la tierra en pocas manos es la expulsión y éxodo de los campesinos hacia los conglomerados urbanos. Con la afluencia de millones de personas pobres y desarraigadas, las grandes ciudades crecen de una forma desmesurada con sus barrios marginales o suburbanos; el terreno en esas ciudades se encarece; la especulación y la carestía de tierras urbanizables hacen que los ricos sean quienes se enriquezcan aún más.

 

El latifundista es la lanza clavada en la carne de Latinoamérica y la raíz de la polarización extrema entre pobreza y riqueza. Las torturas y las muertes con que los poderosos defienden sus privilegios no son las primeras lesiones a los derechos humanos, sino la desproporción en la propiedad de la tierra, y las instituciones políticas que en ella se legitiman y que agreden institucionalmente la dignidad del hombre; puesto que ellas transtornan la estructura social, enferman a las personas, y crean un terreno propicio a la criminalidad y al escape en las drogas. Junto a los latifundios, la actual deuda externa se ha convertido en la segunda forma de dependencia neocolonialista. Estos hechos minan el terreno de la independencia política de los pueblos latinoamericanos y prosiguen así la conquista. Los intereses que fluyen del Sur hacia el Norte son la continuación de la anterior explotación colonial. Durante la Conferencia Latinoamericana contra la deuda externa en la Habana (1986) el líder sindical brasileño Luis Ignatia Silva („Lulu“) llamó esa injusticia con nombre propio. Habló de una guerra de endeudamiento externo que el Norte combate contra el Sur; una regular „tercera guerra mundial, que no se ejecuta con bombas sino con intereses“ (24) . Además, los gobiernos latinoamericanos descargan todos los costos de las consecuencias de esa conquista neocolonial en sus poblaciones oprimidas, en la medida en que se financian con la emisión de billetes. Con tasas de inflación del 5.000% y más, se desencadena el jinete negro del Apocalipsis sobre ese desollado continente. Las megainflaciones son grandes robos en inversión, ellas favorecen a los propietarios de cosas de valor (latifundios, inmuebles en las ciudades) y desvalorizan los ahorros sobre todo de las clases medias. En la medida en que expropian a la clase media, arruinan precisamente a campesinos independientes, artesanos, industriales, profesionales liberales, comerciantes como también a grupos y cooperativas que de por sí estarían en capacidad de formar un capital interno y alcanzar un desarrollo autónomo e independiente del capital externo por medio de sus propios ahorros.

 

Las recetas político‑económicas del neoliberalismo, monetarismo y keynesianismo, probadas contra la crisis latinoamericana, han fracasado; porque ellas en nada tocan los privilegios de los latifundistas y de los grandes capitales. La misma revolución sandinista en Nicaragua sólo trajo desilusiones. En el horizonte no se divisa salidas a los sufrimientos de Latinoamérica. ¿No se debería probar en esta situación las obras de Proudhon, Landauer, Oppenheimer, Gesell y Steiner, para ver si presentan algunos vestigios que puedan seguir desarrollándose y que quizás conduzcan a una estrategia mundial que sirva para la solución de las diferencias entre el Norte y el Sur? Las propuestas para la reforma agraria y monetaria dan en el blanco a los problemas en Latinoamérica. La devolución de la tierra a su propia población y su posterior alquiler, así como la introducción de una moneda neutral libre de intereses, podrían romper las estructuras de poder de la conquista neocolonial y podrían ser pasos hacia el camino de la realización de dos derechos humanos fundamentales: a) el derecho de todos los hombres a un acceso libre e igualitario a la tierra; y b) el derecho a intercambiar todos los productos de su trabajo al interior de la comunidad humana, proporcionalmente a su rendimiento.

 

RELACIÓN PECULIAR DE SILVIO GESELL HACIA LATINOAMÉRICA

 

De los precursores de una alternativa liberal frente al capitalismo y al comunismo mencionados anteriormente, Silvio Gesell tenía una relación especial con Latinoamérica. Luego de aprender la profesión de comerciante en Berlín y después de trabajar un año como representante comercial en Málaga (España), emigró a Argentina en 1887, a la edad de 25 años. En Buenos Aires abrió su propio negocio. Las turbulentas crisis económicas lo motivaron a investigar las causas de la inflación y deflación, del estancamiento de las ventas y del desempleo. Gesell descubrió las causas del poder monetario y encontró también un camino para quitarle su poder. En 1891, o sea 400 años después del inicio de la conquista, aparecen en Buenos Aires sus primeras publicaciones en Alemán; a estas siguieron, con partes en español, una gran cantidad de publicaciones posteriores, que actualmente están siendo editadas en una obra completa de 18 tomos (25). Se podría entonces decir que Buenos Aires se convirtió en la ciudad natal de una economía de la liberación; aunque de todos modos Gesell no pudo presentar todavía un programa que contraste los fundamentos ideológico‑económicos de la conquista. En sus obras hay ideas que todavía dependen del tradicional eurocentrismo. En su temprana obra aparecida en 1891, „La reforma en el sistema monetario como puente hacia un Estado social”, Gesell supera la danza europea alrededor del becerro de oro y la lógica de los máximos intereses y acumulación del capital que subyace en esa idolatría. La invención del metal precioso como forma de pago significó para Gesell, a semejanza del pecado original, un medio por el que el hombre „convirtió la gran magnífica creación en un infierno ... el oro entra a gobernar el mundo, y la tierra no es más un paraíso”, el metal precioso como forma de pago, es „...el pecado original bajo el que la humanidad sufre; nosotros queremos lavar completamente ese pecado original”. Como alternativa a los metales preciosos como moneda corriente, Gesell propuso no sólo un billete „normal”, como el que se usa en todas partes, sino los denominados „billetes oxidables”; es decir, un billete que, como todo en la naturaleza, llegue y pase; y que la cantidad de billetes se administre de tal forma que las diferentes unidades monetarias (peso, austral, cruzado, quetzal etc.) sean estables (26).

 

Mientras la visión del futuro de Silvio Gesell rompió las barreras del pensamiento europeo, su idea general de los orígenes del capitalismo siguió siendo eurocéntrica, en sus investigaciones sobre el influjo de aspectos desconocidos de la economía monetaria en el ascenso y ocaso de las culturas, hizo notar el papel que tuvo la moneda en el paso de la Edad Media a la Moderna. Gesell atribuyó a la falsificación de moneda y al traer de América metales preciosos el fin del „letargo económico“ en el que se había sumido Europa desde el ocaso de Roma, así como el renacer de la repartición de trabajo y de la cultura renacentista. Aunque Gesell rechazó en general los metales preciosos como moneda; sin embargo, en principio compartió, el prejuicio que „la América de Pizarro no trasmitió ninguna costumbre, uso o institución digna de ser imitada“ (27). Aún así, Gesell no fue tan lejos como Adam Smith, quién calificó a los indígenas como „pueblos salvajes en estado natural“ o como Carlos Marx, que contó la conquista de América como „aurora de la era de la producción capitalista“ la que, según su opinión, promueve „procesos de transformación históricos necesarios y acorta el tramo del cambio del feudalismo al modo de producción capitalista“ (28). Ciertamente hay que corregir esas afirmaciones eurocentristas en la obra de Gesell, para esto hay investigaciones latinoamericanas como la de Eduardo Galeano que nos pueden servir como norma (29).

 

En el siglo pasado, cuando se agudizaron los conflictos políticos entre Argentina y Chile a causa de crisis económica, Silvio Gesell escribió dos ensayos en español en ellos presentó propuestas, basadas en la situación de ese tiempo, para la estabilización de la coyuntura; con esto trató de ayudar indirectamente al establecimiento de una relación pacífica entre las dos naciones. Sus consejos para una reforma de la emisión de la moneda y de un control de las cantidades de dinero, fueron asumidos por el comerciante y político Ernesto Tornquist y entraron en la historia económica argentina con el nombre de reforma tornquiniana (30).

 

A finales del siglo pasado Silvio Gesell conoció las obras „Fortschritt und Armut“ y „Freihandel und Schutzzoll“ del reformador agrario norteamericano Henry George (1839‑1897); ellas tuvieron sobre él un gran influjo. Después, cuando a fines de 1899 regresó a Europa y se estableció en Suiza, asoció en una unidad sus propuestas de reforma monetaria con los conceptos de la reforma agraria y sobre el tema escribió un extenso libro „Die Verwirklichung des Rechts auf den vollen Arbeitsertrag durch die Geld­- und Bodenreform“;  en él Gesell se lamenta vehementemente del abuso de la tierra como objeto comercial comprable y como objeto de especulación: „todo el orbe terrestre, tal como majestuosamente le da la vuelta al sol, es un órgano del hombre, de cada uno de los hombres, ¿debemos entonces permitir que algunos hombres - ­que son parte de la tierra, parte de nosotros mismos ‑ la tomen como propiedad exclusiva y excluyente, pongan cercas y con perros y esclavos amaestrados nos excluyan de algunas partes de la tierra?(31). La apropiación privada de la tierra fue considerada por Gesell como una agresión cruenta al organismo general de la tierra y al hombre, ella se basa en la violencia; ella sólo logra tenerse en pie por medio de una política dirigida por los intereses de los latifundistas, los que instrumentalizan las escuelas, iglesias, la justicia y las fuerzas militares para sus intereses de dominio; y necesitan los órganos de seguridad como „protección“ contra aquellos a quienes han privado de sus derechos; por último, Gesell vio en la propiedad privada de la tierra y en el dinero productor de intereses „hongos sociales“ y „grandes perturbadores de la paz“ que „dividen a la familia humana en pobres y ricos y empujan a los pueblos hacia guerras civiles y entre naciones(32).

 

En conexión con su crítica al derecho a la tierra, Silvio Gesell se indignó por el robo de la tierra cometido por los europeos en Africa, Asia, Australia y América: „En Sudamérica mandaron al general Roca, quien posteriormente fue presidente, con una pandilla de soldados, contra los indígenas, para que los expulsaran de los fértiles campos de pastoreo de la pampa; mataron la mayoría de ellos, secuestraron mujeres y niños llevándolos hacia la capital como fuerza barata de trabajo y al resto lo echaron en dirección de Río Negro, así y no de otra manera surgieron los „santos derechos intocables“ de los actuales propietarios de las mejores y más fértiles tierras que hay en el mundo. El lugar de pastoreo de millones de ovejas, caballos y vacas, que es el terreno para un pueblo grande y nuevo que ya está en proceso de formación, hoy en día se encuentra en manos de un puñado de personas“. (33) Para evitar la injusticia de la privatización de la tierra, Gesell exigió la devolución de toda la tierra a un tipo de propiedad invendible y común a todos los hombres sin excepción. Los terrenos destinados a uso privado solo deberían darse en arriendo o alquiler sólo por tiempo limitado; los ingresos por los arriendos y la otorgación de los alquileres, a tiempo limitado, deberían entregarse a las madres de familia según el número de niños, como contraprestación por la formación de los hijos.

 

De 1906 a 1911 Silvio Gesell regresó a vivir a Buenos Aires; durante ese tiempo maduraron sus escritos sobre la comprensión entre Chile y Argentina hacia un concepto según el que todas las naciones de la tierra deberían reunirse en un „organismo internacional“, ya que aunque se lograra solucionar los problemas del monopolio de la tierra y del dinero en cada uno de los paises, podrían seguir existiendo desigualdades de economía exterior. Para superar estas desigualdades y estabilizar el curso de las divisas, todas las naciones deberían organizarse en una „especie de hermandad internacional“, establecer una autoridad monetaria mundial (34). A partir de ese momento Gesell desarrolló el concepto de una „asociación internacional de la moneda” (IVA), la que para un mercado mundial postcapitalista debería imprimir una moneda mundial y administrarla de tal manera que fuera posible establecer un equilibrio mundial diferente al del Fondo Monetario Internacional (FMI) y al del Banco Mundial, los que dentro de la economía mundial capitalista representan los intereses de los poderosos. A diferencia del dólar como moneda guía internacional, esta moneda mundial del IVA debería ser los billetes‑IVA, de tal modo que estuviera sobre todas las monedas de las naciones pero de una forma neutral.

 

Como un ciudadano cosmopolita, Gesell rechazó el „pensamiento peligroso que con tal de ampliar su campo económico nacional se acepta, inclusive, las colonias y las invasiones en cuanto tales” (35), en cambio imaginó un mercado mundial abierto y libre de monopolios capitalistas, de controles aduaneros y proteccionismos comerciales: „la frontera aduanera deshace violentamente lo que naturalmente debiera unir a los pueblos”. Por el contrario una reforma agraria y monetaria junto con la eliminación de todas las fronteras aduaneras y la implantación del IVA, debería crear el presupuesto para un comercio mundial completamente libre en el que todos los pueblos de la tierra pudieran participar igualitariamente: „El mercado mundial libre es el único que ofrece a todos los pueblos la garantía que ellos puedan lograr un desarrollo completo y, en pacífica competencia, sin detrimento de su propia particularidad de vida, lengua, costumbres, religión, tradiciones históricas; en resumen, todo lo que le parece sagrado a un pueblo sólo en el comercio libre encuentra la protección de la humanidad contra cualquier tipo de violación”. Gesell veía en este tipo de comercio libre mundial, un camino para el respeto de los derechos humanos, el nacimiento de una „alianza de la humanidad“ y la paz mundial (36).

 

Poco tiempo antes que Silvio Gesell visitara por última vez Argentina (1924‑1925) había surgido allí el „Partido Liberal Georgista”: partido que luchaba, mediante el periódico „El Liberal Georgista”, para que se hiciera el programa de reforma agraria propuesto por Henry George. En una revista alemana Gesell informó ampliamente sobre ese partido, aunque con la anotación restrictiva que una reforma agraria sola no alcanza a solucionar el problema del dinero a intereses ni el de las deudas. Al mismo tiempo recordó a Sarmiento, anterior presidente argentino, quien en el decenio de 1830 trató de prohibir constitucionalmente la venta de terrenos públicos para dar la tierra a los campesinos, pero sólo en forma de arriendo. „Sarmiento fue derrocado; otra prueba más que las personas responsables nada ganan en los gobiernos; su lugar está en la oposición y luego en la revolución; la política partidaria sólo atrae a los pícaros” (37).

 

Años después de la muerte de Gesell algunos emigrantes alemanes fundaron en Buenos Aires la „Federación Fisiocrática Argentina” para hacer conocer las ideas de la reforma agraria y monetaria; en México surgió una organización similar „Economía Libre”. Un hijo de Gesell, Ernesto, publicó en Buenos Aires, entre 1936‑1945, una traducción española de „El Orden Económico Natural por Libretierra y Libremoneda”; pero esta obra cayó en el olvido después de la II Guerra Mundial. Así el nombre de Gesell sólo se conserva en el balneario „Villa Gesell” que fundó Carlos, otro hijo. Finalmente el economista nacional argentino Oreste Popescu rememoró de nuevo en 1963 la obra de Gesell (38); en cambio sus seguidores alemanes y suizos perdieron de vista aún a los países del Tercer Mundo. Sólo Herbert Müller recordó la injusta repartición de la tierra en el Tercer Mundo y criticó los intereses capitalistas que se esconden detrás de la „Ayuda para el desarrollo“. Solamente la crisis originada por la deuda originó de nuevo gran interés por la suerte que corren los hombres que sufren en el Sur (39).

 

DESPUÉS DE 500 AÑOS DE SUPER Y SUBDESARROLLO: UNIÓN DEL NORTE Y EL SUR EN UN EQUILIBRIO MUNDIAL

 

A lo largo de su vida Gesell se transformó de un europeo en un peregrino entre dos mundos: el Norte industrializado y el Sur „subdesarrollado“. Su punto de partida de una economía de mercado libre, justa y sin capitalismo, se originó en Latinoamérica; en cierto sentido Gesell fue la personificación de un eslabón entre el Norte y el Sur, y de la posibilidad que la reforma agraria y monetaria lleguen a ser un medio de unión entre el Norte y el Sur.

 

Si se corrigiera las huellas eurocentristas de su modelo de reforma y si se ampliaran las posibilidades de una crítica a la civilización capitalista y a los 500 años de la conquista, ¿no aparecerían Gesell y su obra como una semilla temprana de una unión de los cinco continentes en una sociedad mundial postcapitalista? Proudhon ya había hablado de la usura cancerosa de los intereses; las riquezas crecientes son iguales a un tumor que se ha formado en el hemisferio norte; y ese tumor se ha ubicado en el hemisferio sur en forma de estructuras metastásicas coloniales y neocoloniales. Un efectivo medio para la curación del enfermo organismo (la unidad hombre‑tierra) podría ser: la devolución de la tierra a la colectividad, la repartición de los arrendamientos del suelo a las personas que crían los hijos, la reducción a cero de los niveles de intereses. Todo esto podría ser un camino para la „domesticación del mercado y del capital tanto en el Norte industrializado como en el Sur subdesarrollado“ (40) ; es decir un camino para quitarle el poder a los „reyes y comerciantes de la tierra“ (Apoc 18,9.11), de los bancos y empresas multinacionales, del FMI y Banco Mundial, de los gobiernos y del Pentágono, un camino que, con las fuerzas unidas de la fe y la razón, puedan allanar el camino a la teología y economía de la liberación para que „todo se vuelva nuevo“, un camino hacia „un nuevo cielo y una nueva tierra“ (Apoc 21,1.5).

 

Uno no puede cancelar 500 años de conquista; ni Europa ni dos terceras partes del mundo pueden reconstruir las formas de antes del 1492. Sería absurda también la idea que el Sur para su recuperación se pusiese en la misma dirección del Norte; mucho mejor sería emprender el intento de: 1) evitar un agrandamiento mayor del abismo entre el Norte y el Sur; y 2) transfundir el superdesarrollo del Norte y el subdesarrollo del Sur en un nuevo equilibrio estable de las culturas y economías de los pueblos. Las reformas agraria y monetaria serían, en cierta medida, la terapia de regulación que brindaría una ayuda para la autocuración paulatina del organismo hombre‑tierra de las millonarias estructuras de pecado. De lo anterior resulta para la vida cultural, la idea de una „coalición de culturas“ (41) y para la vida económica una nueva concepción de desarrollo. Encuentro de culturas ya no quiere decir una supravaloración eurocéntrica de un cristianismo mammonista deformado, ni la subyugación de las otras religiones, sino la comprensión de que todas las religiones de la tierra, en última instancia, son formas complementarias de expresión de temor reverencial hacia la divinidad. Desarrollo ya no significa más: acumulación de ingresos sin rendimientos (arriendos de la tierra, intereses, ingresos de monopolios, ganancias, fruto de especulación) y su inversión en grandes y lucrativas tecnologías destructoras del medio ambiente; sino que significa una repartición más amplia y más justa según el rendimiento y una inversión descentralizada de ahorros conseguidos por cuenta propia, en hombres y tecnologías más conformes a la naturaleza. Esa noción de desarrollo incluye un desarrollo propio de las economías particulares de los pueblos y su asociación voluntaria en un mercado libre mundial.

 

 

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* La traducción del alemán al español es de Pedro Antonio Flórez Echeverry.

 

(1) Ökumenisches Regionalforum Oldenburg (Ed.). Ninive ‑ Information zum konziliaren Prozeß No. 3 (1991).

 

(2) GUTIÉRREZ, Gustavo. Wenn wir Indianer wären, en: E. Schillebeecks (Ed.), Mystik und Politik. Theologie im Ringen um Geschichte und Gesellschaft, Maguncia 1988, p. 32. -  TODOROV, Tzvetan. Die Eroberung Amerikas. Das Problem des Anderen, Francfort 1985, p. 160ss.

 

(3) Sobre la Teología de la Liberación confr. GREINACHER, Norbert. Die Kirche der Armen ‑ Zur Theologie der Befreiung, Munich 1980/85 y del mismo autor: Der Schrei nach Gerechtigkeit ‑ Element einer prophetischen politischen Theologie, Munich 1986.

 

(4) Comparar sobre esto ROTTLÄNDER, Peter (Ed.). Theologie der Befreiung und Marxismus, Münster 1987 (Este libro contiene artículos de Clodovis Boff, Fernando Castillo, Ignacio Ellacuria, Guilio Girardi, Gustavo Gutiérrez y otros).

 

(5) PROUDHON, Pierre Joseph. Was ist Eigentum? (1840), Berlín (1896) y Graz (1971), p. 126.

 

(6) PROUDHON. Op. cit. pp. 208ss. y 227.

 

(7) PROUDHON. Op. cit. pp. 198ss. y 71 así como, del mismo autor: Bekenntnisse eines Revolutionärs (1849), Reinbek bei Hamburg 1969, pp. 89 y 113.

 

(8) LANDAUER, Gustav. Aufruf zum Sozialismus (1911). 2 Ed. Francfort, 1967, pp. 78ss. y 92‑109.

 

(9) OPPENHEIMER, Franz. Die soziale Frage und der Sozialismus (1912‑1925); del mismo autor: Der Ausweg (1918); Weder Kapitalismus noch Kommunismus, Jena 1932; Weder so noch so - Der Dritte Weg, Potsdam 1933.

 

(10) GESELL, Silvio. Die Natürliche Wirtschaftsordnung durch Freiland und Freigeld (1916), en: Gesammelte Werke, Tomo 11, Lütjenburg 1991, p. 99. - Confr. Internationale Vereinigung für Natürliche Wirtschaftsordnung INWO (Ed.), Gerechtes Geld – Gerechte Welt. Auswege aus Wachstumszwang und Schuldenkatastrophe. 100 Jahre Gedanken zu einer Natürlichen Wirtschaftsordnung, Lütjenburg 1992.

 

(11) STEINER, Rudolf. Kernpunkte der sozialen Frage (1917), Dornach 1961; del mismo autor: Zur Dreigliederung des sozialen Organismus, Stuttgart 1972. - Sobre la relación entre Gesell y Steiner ver: ONKEN, Werner. Silvio Gesells Persönlichkeit und Werk, en: Fragen der Freiheit #202 (1990), pp. 4‑36.

 

(12) PROUDHON, Pierre Joseph. Manifest des Peuples, en: Ausgewählte Werke, Tomo 2, Aalen 1973, p. 165; Bekenntnisse eines Revolutionärs, pp. 94‑102; igualmente: Philosophie der Staatsökonomie, Tomo 1, Aalen 1966, pp. 383‑384.

 

(13) GESELL, Silvio. Die Natürliche Wirtschaftsordnung durch Freiland und Freigeld (1916), pp. 67 y 84.

 

(14) STROSETZKI, Christoph (Ed.). Der Griff nach der neuen Welt – Der Untergang der indianischen Kulturen im Spiegel zeitgenössischer Texte, Francfort 1991. - GOLDSTEIN, Horst. Die andauernde Conquista – Lateinamerikanische Perspektiven, en: HAGEDORN, Klaus (Ed.). Anpassung oder Widerstand? Oscar Romero und dem gekreuzigten Volk von El Salvador zum Gedenken, Oldenburg 1991, p. 35. 

 

(15) DE BARROS SOUZA, M. y CARARIAS, J. L. Teologia da terra, Petrópolis 1988, pp. 78 y 80.

 

(16) HELFRITZ, Hans. Amerika ‑ Inka, Maya und Azteken. Viena 1979, p.93 y DAVIES, Nigel. Die Azteken. Reinbek bei Hamburg 1989, p. 406.

 

(17) Misereor-Arbeitshefte: Guatemala im Brennpunkt. Aquisgrán 1992, p. 47. Sobre la comprensión de los indígenas norteamericanos confr.: La carta del indio, en especial „nosotros somos una parte de la tierra”.

 

(18) Hoja del centro de información 3. Welt (iz3w) #171 (1991), p. 12.

 

(19) GANORA, Dieter. Zucker, Brot und Peitsche ‑ die Landfrage in Brasilien, Mettingen 1988, p.16.

 

(20) GEORGE, Susan. Sie sterben an unserem Geld. Reinbek bei Hamburg 1988, p. 198 y GOERDELER, Carl en: Der Tagesspiegel 26.03.1989.

 

(21) Misereor-Arbeitshefte:  Guatemala im Brennpunkt. Aquisgrán 1992, p. 60.

 

(22) Hoja del iz3w #150 (1988), p.47. - HAGEDORN, Klaus. El Salvador ‑ etwas mehr als ein Steckbrief, en: HAGEDORN, Klaus. Anpassung oder Widerstand?..., p. 35 (nota 14).

 

(23) GALEANO, Eduardo. Die offenen Adern Lateinamerikas. Wuppertal 1991, p. 145 (original en español: Las venas abiertas de América Latina). Confr. también el artículo „Bodenreform“ en el Handwörterbuch der Sozialwissenschaften. Tomo 2. Gottinga 1959, pp. 336‑355, especialmente 350. - FEDER, Ernst. Agrarstrukturen und Unterentwicklung in Lateinamerika. Francfort 1973.

 

(24) SILVA, Luis Ignatia. Citado de la revista “Contraste ‑ Zeitung für Selbstverwaltung” #48 (1988).

 

(25) GESELL, Silvio. Gesammelte Werke. 18 Tomos. Fachverlag für Sozialökonomie, A.A. 1320,  24321 Lütjenburg, Alemania, info@gauke.de. Entre 1988 ‑ 1992 aparecieron 13 tomos. Las tomos 14‑18 aparecerán de 1993 al 1995.

 

(26) GESELL, Silvio. Die Reformation im Münzwesen als Brücke zum sozialen Staat, en: Gesammelte Werke. Tomo 1, pp. 32‑37, 51ss.

 

(27) GESELL, Silvio. Die argentinische Geldwirtschaft und ihre Lehren, en: Gesammelte Werke. Tomo 2, p. 286. Sobre la interpretación de la historia por una vista monetaria confr. GESELL, Silvio. Die Rolle des Geldes in den Geschicken der Völker, en: Gesammelte Werke. Tomo 8, p. 62 así como su obra más importante en el Tomo 11, pp. 212‑233.

 

(28) SMITH, Adam. Der Wohlstand der Nationen. Munich 1974, p. 468. - MARX, Karl. Das Kapital. Tomo 1, en: Marx‑Engels‑Werke. Tomo 23. Berlín Oeste 1969, p. 779. En otro pasaje, Marx justificó la „misión histórica“ de Inglaterra en India: „Una destructiva y una renovadora ‑ la destrucción del orden antiguo de la sociedad asiática y la formación de los fundamentos materiales de un orden occidental de la sociedad en Asia” (Marx‑ Engels‑Werke. Tomo 9, p. 221).

 

(29) GALEANO, Eduardo. Op.cit., sobre todo el capitulo “Fiebre del oro, fiebre de plata“, este es a la vez una confirmación de la hipótesis de Gesell que el dinero tiene un influjo determinante en el curso de la historia. Confr. ROTTLÄNDER, Peter. Die Eroberung Amerikas und wir in Europa. Aquisgrán 1992.

 

(30) GESELL, Silvio. El sistema monetario argentino. Buenos Aires 1893. Del  mismo autor: La razón económica del desacuerdo chileno‑argentino. Buenos Aires 1898 (publicado también bajo el título: La cuestión monetaria Argentina), confr. GESELL, Silvio. Die Argentinische Geldwirtschaft und ihre Lehren, en: Gesammelte Werke. Tomo 2, p. 283.

 

(31) GESELL, Silvio. Die Verwirklichung des Rechts auf den vollen Arbeitsertrag durch die Geld‑ und Bodenreform, en: Gesammelte Werke. Tomo 4, p.81 y Tomo 11, p. 101.

 

(32) GESELL, Silvio. Die Natürliche Wirtschaftsordnung durch Freiland und Freigeld, en: Gesammelte Werke. Tomo 11, p. 56 y 225.

 

(33) GESELL, Silvio. Die Natürliche Wirtschaftsordnung durch Freiland und Freigeld, en: Gesammelte Werke. Tomo 11, p. 103‑104.

 

(34) GESELL, Silvio. La plétora monetaria de 1909 y la anemia monetaria de 1898. Buenos Aires 1909, en: Gesammelte Werke. Tomo 5, p. 235 - 245.

 

(35) GESELL, Silvio. Das Reichswährungsamt, en:  Gesammelte Werke. Tomo 12 (Rehbrücke bei Potsdam 1920, p. 9).

 

(36) GESELL, Silvio. Internationale Valuta‑Assoziation, en: Gesammelte Werke. Tomo 12. (Sontra, 1920 p. 6) así como: Propuestas alemanas para la nueva alianza de los pueblos y para la revisión del tratado de Versalles, en: Gesammelte Werke, Tomo 13 (Wuppertal 1921 pp. 4‑7). - El economista nacional inglés John Maynard Keynes tomó elementos del concepto IVA de Gesell para su plan Bancor, el cual desgraciadamente no se pudo imponer contra los intereses capitalistas de los EE.UU. en la conferencia monetaria mundial de 1944, confr. GODSCHALK, Hugo. Keynes‑Plan 1944 und Silvio Gesells IVA‑Plan ‑ Grundlagen einer Europäischen Währungsordnung, en: Fragen der Freiheit #206 (1990), pp. 35ss. - El brasileño Santiago Fernandes quien participó en la conferencia de Bretton Woods, ha presentado muchas publicaciones en portugués en las cuales aparecen claramente la diferencia entre el IVA y Bancor de una parte y entre el FMI y el Banco Mundial por la otra: Ouro ‑ a reliquia bárbara. Rio de Janeiro, Sao Paulo, Lisboa 1967; A Ilegitimidade da Divida Externa do Brasil e da III mondo. Rio de Janeiro: Editorial Nordica, 1985; A libertacao económica do Mundo pelo esquecido plano Keynes. Rio de Janeiro: Ed. Nordica, 1991.

 

(37) GESELL, Silvio. Die Freilandpraxis in Argentinien, en: Die Freiwirtschaft, 7º. año #8 (1926), p. 152 (aparecerá en 1993 en el Tomo 15). Del mismo autor: Die Henry‑George‑Partei in Argentinien ‑ Partido Liberal Georgista, en: Der neue Kurs #13 (1923) así como: Die argentinischen Bodenreformer und wir, en: Der neue Kurs #38 (1923). Ambos aparecerán en 1993 en el Tomo 14.

 

(38) GESELL, Silvio. El Orden Económico Natural por Libremoneda y Libretierra (vea: http://www.systemfehler.de/es). Buenos Aires 1936‑1945. Federación Fisiocrática Argentina (Ed). Libretierra y Libremoneda. Buenos Aires 1934. - NOUSSAN, Louis. Revolución monetaria – dinero fusible, libre moneda – dinero marmable, percedero o dinámico, San Juan (Argentina) 1935. - POPESCU, Oreste. Ensayos de doctrinas económicas argentinas. Belgrano, Echeverría, Gesell. La Plata. Ediciones económicas 1963. - En Porto Alegre (Brasil) apareció en 1948 una revista “O Futuro ‑ Orgao de Difusao da economia natural”.

 

(39) MÜLLER, Herbert K. R. Die ökonomischen, sozialen und politischen Hintergründe der westlichen Hilfe für die unterentwickelten Länder. Hamburg 1961. (número especial de “Informationen für Kultur, Wirtschaft und Politik” #8 (1961)); del mismo autor: Das ungelöste Bodenproblem als Störungsfaktor in der Sozial‑ und Wirtschaftsordnung. Fragen der Freiheit #80 (1969), pp. 9-32. – LINDNER, Ekkehard. Afrika ist krank. Es lebe Afrika!, en: Zeitschrift für Sozialökonomie #66 (1985), pp. 8‑22. - FÜHRER, Hans‑Joachim. Wie läßt sich die Befreiungstheologie der marxistischen Umklammerung entreißen?, en: Internationale Vereinigung für Natürliche Wirtschaftsordnung INWO (Ed.): 125. Geburtstag von Silvio Gesell ‑ Vorträge der Tagung in St. Vith 1987. Konstanz 1988. - CREUTZ, Helmut. Die dritte Welt wird immer ärmer!, en: Zeitschrift für Sozialökonomie #86 (1990), pp. 3‑20. - FRIEDLÄNER, Thomas. Die Verschuldung der dritten Welt ‑ unsere gemeinsame Bedrohung und Herausforderung, en: Zeitschrift für Sozialökonomie #92 (1992), pp. 16‑21. - En español existen los dos trabajos siguientes editados por la Asociación internacional para un Orden Económico Natural (Ed.): La economía del futuro ‑ memorandum para científicos en economía. México 1988 (Secretariado: Jakobstr 54, 7750 Konstanz. Alemania). - KNAUER, Peter. ¿Quién paga la ventaja del comodín? Las propuestas de Dieter Suhr para una moneda mejor. Cuaderno de reflexión teológica #13, Universidad Iberoamericana, México D. F. 1989.

 

(40) EHRKE, Michael. Jenseits der Strategien - Lateinamerika als Verlierer der Weltwirtschaft. Lateinamerika-Jahrbuch 13, Hamburgo 1989, p. 41.

 

(41) LEVI‑STRAUSS, Claude. Strukturelle Anthropologie II, citado por RAMMINGER, Michael. Option für die Armen ‑ Option für die Anderen, en: Christliche Initiative Romero (Ed.), Werkmappe 1492‑1992. 500 Jahre Eroberung, Evangelisation und Widerstand Lateinamerikas. Münster 1991.